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Ivazoivan Avsky, pintor de paisajes.

Julia Méndez Jiménez

Su primer éxito fue con su boceto “Aire sobre el mar” por el cual recibió una medalla de plata en un concurso de arte. Una de sus obras más destacadas es “La novena ola”, refiriéndose a una ola de tamaño increíble. En ella se representa un amanecer después de una tormenta nocturna.

Ivan Aivazovsky fue un pintor ruso destacado por sus retratos de los paisajes, especialmente paisajes marinos. Nació en la ciudad de Crimea de Feodosia, en el seno de una familia armenia en 1817, pero tuvo que abandonar la ciudad ya que quedó devastada tras la guerra y sufría las consecuencias de una epidemia de peste que se había ocasionado en la región en 1812. Debido a este repentino cambio, Aivanzovsky pasó su infancia en la pobreza frente a la hermosa bahía de Feodosia y las ruinas de una antigua fortaleza griega. Creció fascinado por la grandeza de la visión y las historias heroicas sobre los griegos y las famosas batallas del pasado.

Su capacidad ante la pintura fue descubierta a una edad temprana y le contrató como aprendiz un arquitecto local y fue enviado con posterioridad a un gimnasio en Simferopol, donde expuso sus habilidades sus grandes habilidades artísticas influyentes de la localidad que le ayudaron más adelante a evolucionar como pintor.

Más tarde, se mudó a San Petesburgo para acceder a la Academia de arte y su primer éxito fue con su boceto “Aire sobre el mar” por el cual recibió una medalla de plata en un concurso de arte, lo que le ayudó a conocer a algunos pintores contemporáneos como Mikhail Glinka o Vissarion Belinsky.

Philippe Tanner, un artista francés, era maestro de pinturas marinas y compartió sus trucos con Ivan y en otoño de ese mismo año, Aivozovsky exhibió cinco de sus lienzos marinos. El artista llamó la atención de la prensa y los críticos, y al año siguiente, consiguió una medalla de oro por dos de sus obras y recibió el título oficial de artista. Fue seleccionado por la academia para seguir con su trabajo y regresó a su ciudad natal dónde asentó su tienda y comenzó a ilustrar al mar negro, siempre en exteriores observando los elementos y regresando al interior para dar los últimos retoques.

Participó en una operación armada en las costas del caucásico en 1839, haciendo amistad con grandes almirantes de la época. Este hecho le sirvió de inspiración para una serie de pinturas de batalla y valor del artista que consiguió respeto y reputación entre los oficiales. Sus pinturas representaban verdaderas narrativas de las batallas navales y están llenas de información sobre las tácticas del ataque. A su regreso recibió un título oficial dentro de la Oficina Naval General que le permitió participar en expediciones de investigación y ciencia rusa viajando a lugares como Turquía, Grecia, Egipto, América y Asia regresando con más lienzos marinos y cientos de bocetos que reflejan en sus obras de arte.

Finalmente paso su vida en la tranquila Feodosia sin obstáculos, disfrutó en su taller realizando sus pinturas sobre los paisajes marinos y en invierno viajó a san Petesburgo para exponer sus lienzos al público sofisticado de la capital.

Una de sus obras más destacadas es “La novena ola”, refiriéndose a una ola de tamaño increíble que viene después de una sucesión de ondas de forma incrementada a más grandes. En ella se representa un amanecer después de una tormenta nocturna, la primera luz del día refleja el océano revuelto y la temible novena ola está preparada para arrasar a un grupo de personas que luchan por su vida entre los escombros. La situación es desesperada, pero deja al espectador con una luz de esperanza desde el sol naciente que trae otro día

Los cuatro elementos y la memoria

José Manuel Sevilla Fernández. Decano de la Facultad de Filosofía de Sevilla

Prestando oído atento a los elementos logramos ver “la rareza de lo bello”. Esa misma rareza que siento ahora mismo, de madrugada y mientras escribo este artículo –respondiendo a la amable invitación de mi colega Antonio Ruiz Zamora, que profesa filosofía en el Instituto de mi juventud–, al contemplar la orla de mi licenciatura en Filosofía en 1980, con la primera y selecta promoción por la Universidad de Sevilla, en que figuran casi igual número de profesores que de estudiantes

 Los antiguos griegos no sólo se afanaron en el saber de la totalidad acerca de lo que hay, primero como físicos (los poetas teólogos y sabios, ‘hombres amantes del saber’, que dice Heráclito) y luego como metafísicos (los ya ‘filósofos’ stricto sensu, Platón y Aristóteles), sino que en función de los principales elementos, según los consideró el Estagirita, estos griegos contemplaron el mundo con sentido lógico-poético y lo interpretaron para habitarlo con razón como algo más que pura phýsis, Naturaleza, algo denominable Mundo. O sea, el gran sistema del espíritu afianzado sobre los pilares básicos y naturales de los principios aire, tierra, agua y fuego, aunque no menos que sobre la representación metafórica de éstos bajo la mirada de la fundamentalidad, o sea, del fundamento de las cosas: de aquello que las hace ser lo que son y no otra cosa, su principio (arché) que es un comienzo, un sentido y una definición, pues nos dice lo que en su fondo (fundamento) esas cosas son, pero, además, intentan explicar por qué lo son; desvelar el logos.

Esta vocación de comprensión racional y ordenación lógica de la realidad no sólo distinguió la particular y original visión de la naciente Filosofía como un saber de completud y de fundamentación, sino que definió el orbe cultural heleno con un “hecho diferencial” respecto de otras culturas y otros modos de sabiduría mediante el pensamiento racional, crítico y científico. Y todo ello deudor de una distinta mirada sobre los cuatro elementos, concebidos también por esas otras culturas en sus sistemas de comprensión-explicación del mundo, pero que en el griego quedó vinculada cual racionalidad a la formación de la Cultura, con mayúscula, como habencia espiritual: la Paideia. Este principio básico y a la vez teleológico de cualquier acción espiritual del ser humano en el cosmos y de su lugar en él, deviene en ideal de Humanidad y Educación, como nos desveló Werner Jaeger. A su manera, el humanismo latino posterior lo convirtió en Humanitas, estableciéndose el vínculo indeleble entre educación, civilidad y humanidad que el Umanesimo renacentista posterior celebró como el desvelamiento, mediante la razón y el lenguaje en indeleble unión natural (aquel unitario lógos griego primigenio antes de despertarse escindido una platónica mañana, ahora rehabilitado por los Vives y los Valla), que condujo al hombre hacia la conciencia de su dignidad, es decir, de aquella condición que hace ser ‘humano’ al hombre.

El camino, pues, va desde los archaí, o elementos o initia de la realidad del mundo, a las raíces (rizómata) de la realidad del hombre sin el cual no hay ‘mundo’; según el indeleble ligamen entre ‘yo y circunstancia’ resumido en el famoso filosofema orteguiano. Hasta este punto, y como dijo el ya citado humanista y filólogo alemán, en esa antigüedad se hallan “los creadores y el prototipo de nuestro propio sistema de valores; su mundo de formas es el arsenal vivo de nuestra forma de vida espiritual”. Es decir, de aquellas antigüedades (archaîos) vinculadas a los inicios (archaí) originarios y explicativos de lo que hay, de aquel luminoso mundo de formas se amasa nuestra forma de mundo. Un mundo, sin embargo, hoy sordo al humanismo porque no sabe escuchar, sólo vive dominado por la ansiedad de la inmediata visión. Se olvida con ello que los principios de la realidad antes de ser vistos (theoría) eran escuchados. Previa a la visión, es la audiencia. Heráclito de Éfeso decía (B 59 DK): No escuchándome a mí, sino al Lógos; o sea, atendiendo al concepto que es la Razón y a su representación que es el Fuego eterno, metáfora de claridad (aquella “Lichtung” que redescubriría Heidegger en tanto que alétheia, desvelamiento, verdad). Empédocles dejó en su “Poema sobre la Naturaleza”: Escucha primero las cuatro raíces de todas las cosas (“Téssara gár pánton rizómata próton ákoue”, 6 DK). Pitágoras tenía a sus seguidores en condición de oyentes (akousmatikoi). Partían de los principios por su valor, no por su corporeidad ni materialidad sino por su fundamentalidad; de modo que podemos decir hoy, con el sabio de Agrigento: por su radicalidad, su condición de raíz y, por tanto, de un saber radical a la escucha de aquella realidad fundamental sin la cual no serían las demás realidades (aquella que, por ejemplo, Ortega denominó “mi vida”, por ser ésta la realidad radical donde se me dan todas las demás).

Siempre suele hablarse de cuatro elementos, cada uno con sus egregios promotores: Tales de Mileto el agua; el también milesio Anaxímenes, el aire; el hermético Heráclito, el fuego; el pluralista Empédocles que, quizás por la cercanía al Etna, los centraba en la tierra. Mas siempre hubo un quinto que los vincula a todos y unifica en su sentido valorativo de principialidad. Aristóteles lo consideró el éter. Mas el desaparecido de Agrigento ya había apuntado a la fuerza del Amor que todo lo mueve. Al Eros coronado luego por Platón, y transformado siglos después en fuerza del universo por Ibn Hazan en El collar de la paloma, o voluntad creadora fuente de la vida por Gabirol (el Avicebrón de los latinos) y por el humanista León Hebreo en sus Diálogos sobre el amor. Fuerza, atracción, luz, eros… el quinto elemento. Se recordará al mentarlo cómo en el interesante filme homónimo de Luc Besson ese quinto es aquella divina antimateria encarnada en la belleza y el eros (Milla Jovovich), más que en el éter que añadió Aristóteles por encima del aire. Amor que es Memoria, porque sin esta Musa se deshacen los vínculos entre las cosas. Luz divina, quinto elemento que liga a los otros cuatro. Fuerza ínclita de luz irradiada más allá del elemento pírico, el éter equilibrio sobre el soplo de aire (pneûma), el viento silbando cual animado aliento de vida sobre el agua, y las raíces movientes a la vez que substantes bajo la tierra que alimenta y da cobijo, pero además recoge y transforma los cuerpos tras la muerte. Suelo fértil, mar abierto y cielo de la Bahía, aire hecho vientos de Levante o de Poniente (qué expresión más sabia la de “hace aire”, descripción hermenéutica más que fenomenológica del principio dominante del movimiento), son elementos vinculados por la memoria desde mi infancia a “mi vida”, siempre porteña, que ahora en la madurez y a pesar de los años hace que, como escribió Hermann Hesse, antes de entrar en el invierno de la vida “todavía aguardamos la maduración de las uvas” y prestando oído atento a los elementos logramos ver “la rareza de lo bello”. Esa misma rareza que siento ahora mismo, de madrugada y mientras escribo este artículo –respondiendo a la amable invitación de mi colega Antonio Ruiz Zamora, que profesa filosofía en el Instituto de mi juventud–, al contemplar la orla de mi licenciatura en Filosofía en 1980, con la primera y selecta promoción por la Universidad de Sevilla, en que figuran casi igual número de profesores que de estudiantes. Como una herencia cabalística, la cuadratura de la orla tiene en cada codo uno de los símbolos custodios de los cuatro elementos. Y en un lateral, anunciando el sentido de las inanes imágenes reza junto al costado derecho de mi fotografía, en alegre traducción que alguien tomó de la Historia de Abbagnano, el lema de Anaxímenes según testimonia Simplicio: Al enrarecerse, el aire se vuelve fuego, al condensarse se hace viento, después nube y volviéndose a condensar, agua, tierra y luego piedra. Y de ahí todo lo demás. Pues eso, como el mundo, el alma y la vida se mantienen en un soplo de aire. Si no fuese por la memoria…

Geografía moral (tierra existencial)

Antonio Ruiz Zamora

Alegría sobre las olas
Bajo la luz que se dispersa
Tenía el cielo una luz vieja
Veía siempre una gaviota planear
Sobre mi cabeza…
Tras el dolor consigue el alma
Su plenitud. Sólo así llega
A reposar en la alegría
Tierra sin nosotros. José Hierro.

Mapa de Anaximandro

A Rafael Rodríguez Sández, in memoriam

No es casual que los pensadores más rebeldes y sugerentes hayan considerado la amistad como el verdadero mapa moral, el refugio y la casa donde tomar aliento en el encuentro de las palabras íntimas, donde  se acaricia la tierra y arribamos a puerto seguro.

Sobre un mapa. Sabemos  que fue Anaximandro de Mileto, allá por el siglo VI a.C, el primer científico que dibujó un mapa terrestre. Antes que Eratóstenes realizara las oportunas reflexiones sobre la geografía -haciendo que esta se constituyera como disciplina de estudio-este discípulo de Tales de Mileto tuvo la ocurrencia de acotar una estructura pictórica donde imprimir unas incipientes coordenadas para encerrar  el mundo conocido. Según los parámetros de una racionalidad geométrica, se propuso situar en el espacio aquellos puntos que fueran referenciales para clarificar y comprender las condiciones de posibilidad de los movimientos sobre la solidez de la tierra. Según lo vemos, al norte quedaba Europa, al sur Asia, y de Oeste a Este, linealmente, los Pilares de Hércules, el santuario de Delfos (Grecia), para concluir en Mileto, origen de la filosofía y de la ciencia. (Ulises, en su regreso a Ítaca, no tuvo la oportunidad  de encontrar ningún eje referencial; Poseidón y Atenea dirigían épicamente el destino del héroe troyano. Homero tan solo dibujaba marionetas cósmicas)

Sobre la existencia. Por otro lado, viene siendo habitual considerar por parte de alguna tradición filosófica, la situación de “radical desorientación” en la que está inmersa la realidad humana. No deja de ser un clásico coloquial recurrir al mar de confusiones que define nuestra naturaleza más íntima.  En un texto en clave existencialista, Ortega y Gasset, nos recuerda que el término deporte procede originariamente de la alegría que les advenía a los marineros cuando divisaban tierra…Así, De portus, vendría a señalar a los navegantes que después de infatigables jornadas en aguas turbulentas, alcanzaban a reencontrase con las esperanzas y anhelos  de la tierra, en la consistencia de una memoria compartida con los otros. Perder el norte no deja de ser, una vez más, el trágico reencuentro con “el caos primigenio que sustenta nuestras vidas”. Es en la desazón y en la angustia que  desata las dialécticas de la existencia,cuando nos vemos comprometidosa buscar un mapa moral que nos guíe en pos de la serenidad. La fragilidad que somos, necesita de un soporte sólido y consistente que evite dejarnos arrastrar por una cascada de aguas peligrosas.

Sobre el horizonte terrestre. Desde Nietzsche, sabemos,que la única salvación moral se encuentra en la conciencia de permanecer fieles a la tierra en un vínculo travieso con la vida y con los otros. Más allá de los desasosiegos del alma, la existencia se moldea según una alegría trágica que nos reconcilia con lo que somos…” Y aunque en la tierra hay también cieno y densa tribulación,  quien tiene pies ligeros corre incluso por encima del fango y baila sobre él como sobre hielo pulido”, dice su Zaratustra. No existen escapatorias ni falsas perspectivas, existe solo la tierra con todos sus horizontes, sus espacios, sus cercanías y sus distancias. Así, el mapa moral humano se construye necesariamente con los otros, en una esfera compartida donde nos manifestarnos en  unas coordenadas de virtudes y vicios. Hannah Arendt, tan preocupada políticamente por estos asuntos después de la experiencia totalitaria del siglo XX, nos recuerda, en un regreso al mundo antiguo, que los romanos denominaban al vivir “inter homines esse”. Vivir significa, en esencia, “el estar junto a los otros” en el padecimiento catárquico de nuestra mundaneidad. El mismo  Platón, sabiamente, nos advirtió que la propia geografía de nuestra soledad  se encuentra abierta a nuestro otro yo, en un dos en uno, en una prolongación de un diálogo silencioso- convulso o sereno- con nuestra mismidad. Siempre hay un otro…aunque sea una sombra.

De la misma forma, en una concepción dramática de nuestro destino, la muerte sería dejar la tierra compartida, un “inter homines esse desinere”, el estar ya definitivamente separado de los otros, la imposibilidad de ser vistos y oídos, y la clausura definitiva de hablar y narrarnos el mundo. No es casual que los pensadores más rebeldes y sugerentes hayan considerado la amistad como el verdadero mapa moral, el refugio y la casa donde tomar aliento en el encuentro de las palabras íntimas, el lugar donde se acaricia la tierra y arribamos a puerto seguro. «De todos los medios de los que se arma la sabiduría para alcanzar la dicha en la vida, el más importante con mucho es el tesoro de la amistad”, sentencia el gozoso Epicuro de Samos. En su jardín, en las afueras de Atenas, las puertas siempre estaban abiertas para la gracia del encuentro con el vino y las uvas…

Porque recordemos que cuando advenga la eterna oscuridad, solo nos quedará que un mortal clame piadosamente: “Que la tierra os sea leve”.

La Atlántida, el continente perdido

Alejandra Anglada Andión

Platón podría haber obtenido tales conocimientos a partir de manuscritos egipcios. Uno de los posibles emplazamiento tomaría lugar en el archipiélago de Gadeira actualmente Cádiz.

El filósofo griego Platón fue el primero en dar testimonio sobre la existencia de la Atlántida en sus “Diálogos” desde el punto de vista de Critias, discípulo de Sócrates. Se sitúa su existencia miles de años antes del diálogo. Además, Platón podría haber obtenido tales conocimientos a partir de manuscritos egipcios.

Afirmaba que era una imponente isla que estaba más allá de las columnas de Hércules y era de mayor tamaño que Libia y Asia Menor juntas. La isla estaba rodeada de montañas y poseía impresionantes construcciones que daban a reflejar el esplendor de la época por la que pasaban. Sus habitantes eran los atlantes, grandes guerreros que llegaron a conquistar gran parte de las actuales África y Europa hasta que la ciudad de Atenas logró detenerla.

Los habitantes de la Atlántida eran los descendientes de Poseidón y Clito y formaban una sociedad pacífica y virtuosa bajo su tutela, pero con el paso de los años cada vez era más orgullosa y avariciosa, por lo que fue castigada por parte de Júpiter, el dios de los dioses y desapareció de la noche a la mañana.

Los expertos creen que Platón se basó en la desaparición de la civilización minoica, que fue víctima de un enorme maremoto tras la explosión del volcán Santorini para crear este mito, con el fin de reflejar la idea del gobierno perfecto.

Hay otros posibles emplazamientos que se han ido investigando desde el siglo XIX .

En primer lugar, se propuso a partir de la descripción de los diálogos, en los que indican que era una isla más allá de las columnas de Hércules, cuyos montes más altos no llegaron a cubrirse, que podía referirse al conjunto de islas que forman la Macaronesia del Atlántico: Azores, Madeira, Islas Salvajes, Canarias y Cabo Verde.

La segunda hipótesis establece que el mito griego deriva de la existencia de alguna civilización adorada por los griegos, como los tartessos, que vivían en la desembocadura del río Guadalquivir y cuya desaparición fue un misterio. El emplazamiento tomaría lugar en el archipiélago de Gadeira, actualmente Cádiz.

Estas son solo las principales hipótesis, pero hay muchas otras, aunque los científicos en su mayoría rechazan la existencia de la Atlántida.

A pesar de eso, no podemos descartar que no sea real, ya que Troya era un mito al igual que la Atlántida, pero en el siglo XIX fue encontrada, por lo que todavía hay esperanza para la gente que apoya la hipótesis de su existencia.

Los elementos de la vida

Juan Clavero y Mercedes Sousa

Parecía imposible que el hombre cambiara el clima, pero lo estamos consiguiendo, y no es para enorgullecerse. Hemos lanzado al aire todo el veneno de las chimeneas y de los tubos de escape de los vehículos a motor. Las consecuencias del cambio climático pueden ser devastadoras

Agua, Tierra, Fuego y Aire, esos eran para los filósofos presocráticos los constituyentes básicos de la materia, los elementos que explicaban el comportamiento de la naturaleza. Y esa visión del mundo duró siglos, hasta que la ciencia moderna desentrañó la composición real de la materia, conformada por la combinación de los elementos químicos, que ya van por 118.

Este conocimiento empírico de la naturaleza no quita importancia ni atractivo a esos cuatro elementos míticos. De hecho, aunque no sean realmente elementos, sino compuestos de los mismos o formas de energía, nuestra vida y nuestro futuro depende de ellos. 

Sin agua no hay vida; un axioma que, como todos, dejará de serlo cuando encontremos formas de vida extraterrestre que no necesiten este preciado elemento. Pero en nuestro Planeta es así, por ahora. Sin suelo no hay agricultura ni ganadería y, por extensión, alimentos. Sin aire tampoco hay vida, por lo menos para la mayoría de seres aerobios, entre los que nos encontramos. Y sin fuego no se hubiera inventado el cocinado de los alimentos, con todo lo que supuso para la evolución biológica y cultural de las diferentes especies humanas, ni se hubiera desarrollado la era industrial.

Quizás por eso sorprende el desprecio que tiene la humanidad hacia estos elementos; o el uso torticero que hace de los mismos. El fuego lo hemos utilizado para destruir; desde quemar bosques, a las bombas incendiarias como el napalm, o, el colmo de la crueldad, para alimentar los hornos crematorios de millones de seres humanos.

El agua y el aire los hemos utilizado como vertederos de nuestros residuos, de la ingente cantidad de basura que genera la sociedad industrial. El mundo está lleno de vertederos que legaremos a nuestros descendientes como una herencia envenenada. En el mar, si no ponemos remedios, habrá en unas décadas más cantidad de plásticos que de peces; seguro que inventarán las bolsas de plástico a la roteña, o el espeto de botellas de agua. Las aguas continentales -los ríos y acuíferos- los hemos utilizado como alcantarillas a las que hemos vertido durante décadas todas nuestras inmundicias de pueblos y ciudades.

Parecía imposible que el hombre cambiara el clima, pero lo estamos consiguiendo, y no es para enorgullecerse. Hemos lanzado al aire todo el veneno de las chimeneas y de los tubos de escape de los vehículos a motor. Las consecuencias del cambio climático pueden ser devastadoras. Los ciclos climáticos en los que se basa la agricultura cambiaran con pérdida de cosechas y aumento de las hambrunas y de los desplazados climáticos; el nivel del mar subirá, con la desaparición de las playas y el desplazamiento de más millones de personas que viven en ciudades costeras.

Y el suelo, el sustento de la vida, también lo hemos alterado, envenenado y destruido. Y es un recurso de una regeneración muy lenta: cientos o miles de años. Pero la prepotencia y estulticia humana no tienes límites. A lo que nos da de comer, lo llenamos de pesticidas y de metales pesados, lo destruimos con maquinaria pesada o  cementamos las fértiles vegas… y lo llamamos progreso.     

Ya sabemos que hay mucho más que cuatro elementos, pero seguimos dependiendo de esos cuatro que describieron los sabios griegos como base de la Naturaleza. Y aunque hoy sabemos lo que es el molibdeno, el talio, el curio, el americio o el moscovio, seguimos dependiendo del aire, del agua, del suelo y del fuego para seguir viviendo. ¡Cuidémoslos!

Agua corriente

Juan Carlos Labrador

¿Por qué no pueden aparecer otros elementos que no sean el fuego, el aire, la tierra y el agua? ¡Sólo son cuatro, nada más que cuatro, esos padres que alimentan a los seres! ¡Qué lástima!    El Horla, Guy de Maupassant

Entre los infinitos modos que existen para referirnos a algo, hay un espectro material que va desde lo cotidiano hasta los más inusual o extraordinario, y, al contrario, casi prescindiendo, en esta última dirección, del principio de no contradicción. Porque a nuestro cuerpo, sintiente e inteligente, le gusta explorar, abrirse paso por senderos desconocidos, provocando (se) y procurando (se) nuevos significados. A veces no por capricho, otras por casualidad, muchas por el mero hecho de estar ahí, descubre una nueva ruta, una nueva palabra, una nueva historia… Esto sucedió, de algún modo, con Tales de Mileto, el hombre del círculo, el hombre de la racionalidad geométrica, que vioen el agua, no un medio donde reflejarse, sino el fenómeno ejemplar que nos permitiráentender de una nueva forma nuestro mundo. El agua y su recorrido planetario simbolizaráuna nueva aventura del ser humano, de su modesto y gran esfuerzo por explicarse. Porque el agua, a pesar de su transparencia, contiene cualidades ocultas ante la vista. El agua absorbe sustancias, como la sal, que, una vez disuelta, ya no vemos. El agua ordinaria es más que agua. Esa misma que recorre la superficie emergida a la que llamamos tierra. El agua de nuestros ríos, el agua en estado sólido que forman los mantos de hielo de la Antártida y Groenlandia, toda esa nieve prensada que forman los hielos. El agua, como fenómeno, como principio, oculta una riqueza inagotable. Y, por ello,se convertirá para Tales en un nuevo símbolo de la razón de ser de todas las cosas que nos rodean, y de nosotros mismos. El agua es el mejor ejemplo de lo que es la Realidad, de cómo actúa, a qué leyes responde y cuáles son las inagotables preguntas que nos suscita. Es verdad, de todo lo dicho hasta aquí, no hay más que metafísica, pero la metafísica será la nueva forma de responder a las cuestiones que cotidianamente nos preocupan. Un cierto avance en el conocimiento humano, en la conquista de la racionalidad humana. Tales de Mileto inaugura el pensamiento metafísico y, con él, el “racionalismo” mitopoético iría retirándose, retrocediendo ante la llegada de esta nueva racionalidad, de este nuevo modelo con el que descifrar el mundo; que vendría para quedarse; y que podemos rastrear hastael racionalismo científico de nuestros días. Sí, efectivamente, la Escuela de Mileto prefigura la institución científica actual, laica, urbana y democrática. El racionalismo metafísico de Tales, el racionalismo del agua, la metafísica axiomática, según la cual las cosas hay que entenderlas a partir de un principio único. El fenómeno del agua como crítica destructiva del mundo de los poetas y de los sabios, y del que conservará sus concepciones totalizantes. Por eso Tales verá en el agua la evidencia axiomática de la unidad del Todo, pero no comprendidas ahora mediante figuras míticas, sino mediante conceptos abstractos. El agua corriente oculta materia abstracta.Una nueva puerta se nos abre, síganme: según Tales de Mileto, razonar consiste en establecer nexos de identidad y esta forma de construcción mental revela la estructura misma de nuestro mundo, su esqueleto, pero también sus órganos vitales más importantes y, con ellos, su propio funcionamiento. Ante los múltiples términos de los que disponemos sobre las cosas, podemos establecer relaciones de identidad, de manera que podemos reconstruir internamente el campo las veces que deseemos. Operaciones que llevamos a cabo en un ámbito cerrado, cuya legalidad depende exclusivamente de aquellas que, como en las reglas de un “juego”, se nos está permitido llevar a cabo. Esta nueva legalidad ya no depende de los dioses, sino exclusivamente de las reglas encontradas y establecidas. Ya, ustedes dirán que tales reglas las ponemos nosotros; que son meras hipótesis; que la realidad no es de este modo ni de cualquier otro. Da igual, lo importante es que se trata de un método que funciona.

Dice Tales en el famoso teorema que lleva su nombre: “Todo triángulo inscrito en una circunferencia, que tenga como diámetro uno de sus lados, es rectángulo”. Para todo aquél que quiera comprobarlo, el resultado es siempre el mismo. En eso consiste la objetividad que nos enseña el racionalismo metafísico de Tales. ¿Encuentran algo más democrático que esta vía racional para explicar cómo funciona y está constituidoel mundo? De este modo, el racionalismo metafísico de Talesda muestrasde relaciones necesarias, objetivas, mediante el esquema de identidad, para pensar la totalización del Universo. Un esquema circular del maestro de las circunferencias. La experiencia del agua y su circuito por el orbe como construcción racional en el ámbito geométrico y por la que se entenderá el universo como totalidad en su forma esférica. El agua es el principio, la fuente, el comienzo (arché) de todas las demás cosas. A partir de Tales, ni todas las jugadas que realicemos en nuestra partida, ni todas las reconstrucciones del campo que llevemos a cabo, ni todas las funciones que concretemos, según este esquema de identidad, y que pueden determinar muchas y diversas formas entre las infinitas cosas del mundo, romperá la unidad del todo, al menos en su explicación de cómo son las cosas. Ante nosotros se abre el sendero de la razón-agua que nos legó Tales de Mileto, alejado de las representaciones antropomórficas, de las formas míticas. Un esquema circular del universo con la que obtuvimos por primera vez la Idea de identidad, no monótona, sino dinámica, como el mismo circular de nuestra agua corriente. Esa agua mecida por la “ciencia del movimiento” o la “dialéctica del agua” que inaugura los primeros pasos de una racionalidad prometedora e inagotable que Tales se atrevió a explorar.

"El agua, como fenómeno, como principio, oculta una riqueza inagotable"

James Glaisher, un aventurero en el aire

Paula Pulido Galván

Armados con todo tipo de instrumentos científicos, Glaisher y Coxwell se subieron a bordo de un globo. Gracias a este vuelo, se pudo observar la forma en la que las gotas de agua se forman. El viaje, uno de los más épicos y temerarios de la historia de la ciencia, está plasmado en el largometraje, The Aeronauts.

La fascinación por los fenómenos atmosféricos se remonta a los principios de la humanidad. Muchos sabios y filósofos del pasado sintieron curiosidad por los eventos que se producen en el cielo, entre ellos Aristóteles, que sentó la bases de la meteorología, un término que se popularizó tras la publicación de su tratado Meteorológicos, el estudio de los meteoros, que para él eran todos; tanto la lluvia como las estrellas y los cometas. El progreso de esta disciplina, como otras muchas, se apagó con la llegada de la Edad Oscura.
El Renacimiento supuso una era nueva. Muchas áreas del conocimiento, como la astronomía, experimentaron una revolución gracias a personajes como Copérnico, Galileo y Newton y también a la invención de aparatos como el telescopio. Sin embargo, en el campo del océano y la atmósfera apenas se produjeron avances ya que eran lugares completamente inaccesibles. La historia de la meteorología moderna arranca en la Inglaterra de mediados del siglo XIX, y tiene tres protagonistas principales. Uno fue Robert FitzRoy, impulsor de la Met Office, la agencia meteorológica inglesa, la más antigua e importante del mundo por su extenso registro de datos. FitzRoy se atrevió antes que nadie con los pronósticos del tiempo, usando el telégrafo para recopilar información de otros lugares.
Pero para predecir el comportamiento de la atmósfera, había que conocerla. Se necesitaba de algún científico dispuesto a arriesgar su vida para medir la temperatura, la presión y la humedad en función de la altura. Uno de ellos fue James Glaisher.
Nacido en Rotherhithe, hijo de un relojero de Londres, Glaisher fue ayudante en el Observatorio de Cambridge entre 1833 y 1835, antes de obtener su traslado al Real Observatorio de Greenwich, donde trabajó durante treinta y cuatro años, llegando a ser Superintendente del Departamento de Meteorología y Magnetismo.
En 1845 publicó sus tablas del punto de rocío para la medición de la humedad atmosférica, siendo elegido Socio de la Royal Society en junio de 1849. Fue miembro fundador de la Sociedad Meteorológica Real (1850) y de la Sociedad Aeronáutica de Gran Bretaña (1866), así como presidente de la Sociedad Fotográfica Real (1854). Permaneció como miembro de esta sociedad hasta su muerte.
Es conocido como pionero de la exploración atmosférica con globos. Entre 1862 y 1866, normalmente acompañado por Henry Tracey Coxwell como su copiloto, Glaisher realizó numerosos ascensos para medir la temperatura y humedad de la atmósfera en sus niveles más altos. Su ascenso del 5 de septiembre de 1862 rompió el registro mundial de altitud, dándose la circunstancia de que en aquella época no se disponía de los medios necesarios para obtener lecturas de altitud más allá de los 8.800 metros.
Armados con todo tipo de instrumentos científicos, Glaisher y Coxwell se subieron a bordo de un globo. El objetivo era doble: romper el récord de altura y registrar los cambios en las diferentes capas atmosféricas. Además, se llevaron con ellos a seis palomas para estudiar su comportamiento en condiciones extremas. El experimento pronto se convirtió en una pesadilla. A unos cinco kilómetrosde altura, la temperatura bajó hasta los veinte grados bajo cero. Las palomas que soltaban iban cayendo muertas una detrás de otra. Glaisher y Coxwell no tardarían en sufrir la «enfermedad del globo». Los síntomas: mareos, incapacidad para hablar y moverse. Cuando trataron de descender comprobaron que la válvula fallaba. Coxwell tuvo que salir de la canasta para tratar de repararla, algo que consiguió de milagro antes de perder el conocimiento.
Gracias a este vuelo, se pudo observar la forma en la que las gotas de agua se forman, conocer más sobre la atmósfera superior y por supuesto, verificar que conforme existe un desplazamiento vertical las variables como viento, temperatura, humedad y presión se van modificando.
El viaje, uno de los más épicos y temerarios de la historia de la ciencia, está plasmado en el largometraje “The Aeronauts”, interpretado por Felicity Jones y Eddie Redmayne, aunque Henry Coxwell se reemplaza por el personaje de Amelia Wren, inspirado por las mujeres aeronautas de la época.

Fotograma de promoción de la película The Aeronauts

El Misterio de los Océanos

Dennis Maksumic Oliva

Aunque hoy en día la ciencia y la tecnología ha avanzado mucho y seguirá, los océanos son uno de los lugares más desconocidos por el hombre, y partícipe de misterios e historias desde hace mucho tiempo.

A lo largo de la historia el hombre ha conseguido una serie de hazañas que han hecho de nuestro legado algo mayor, tales como el viaje a la Luna en 1969, la escalada del monte Everest en 1953, o incluso los actuales viajes a Marte de robots que en poco se convertirán en personas las que viajen al planeta rojo. No obstante, a pesar de todos los horizontes que ha ampliado el hombre, hay aún uno prácticamente desconocido, del que no mucho se sabe y que, sorprendentemente, está más cerca de nosotros de lo que pensamos, los océanos.

 A pesar de conocer, por ejemplo, la superficie de la Luna a detalle, se estima que el 80% de los océanos siguen sin tener un mapa submarino, del relieve de estos. El Proyecto Fundación Nippon-GEBCO Seabed 2030, que tiene como objetivo facilitar el mapeo completo del fondo oceánico global para 2030, ha anunciado en junio del 2020 que ha completado la recogida de información de 14,5 millones de kilómetros cuadrados de fondos marinos llegando de esta forma a la proporción indicada de una quinta parte del fondo marino con este tipo de datos de alta resolución en la denominada cuadrícula GENCO. Este proyecto se puso en marcha en 2017, y se estima que para 2030 se haya podido obtener el mapa submarino del planeta en su totalidad.  

Aun conociendo el fondo de los océanos, se estima que hay unas 540.000 especies de seres vivos en él, de las cuales más de la mitad son aún desconocidas por el ser humano. Esto es una de las causas de tantos misterios relacionados con el mar, como los calamares gigantes que habitaban los océanos y hundían barcos, las sirenas que avistaban los marineros, el misterio de la ciudad de Atlantis, o incluso los fenómenos que suceden en el triángulo de las Bermudas.

Aunque hoy en día la ciencia y la tecnología ha avanzado mucho y seguirá, los océanos son uno de los lugares más desconocidos por el hombre, y partícipe de misterios e historias desde hace mucho tiempo. No se sabe cuándo se tendrá toda la información de estos, pero hasta entonces, los océanos serán uno de los lugares más misteriosos del planeta. 

Oda al periodismo local

José A. Tejero Lanzarote

“Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias.”  Ryszard Kapuściński

Nada en la vida es perfecto, y por supuesto el periodismo tampoco. Pero a la sociedad le gusta llenarse la boca con palabras y términos como democracia, libertad o voluntad individual, sin deparar cómo se consiguen esos estados públicos o personales. Y dentro de su imperfección, el periodismo, sin ningún género de dudas, es uno de esos eslabones que confieren con su diagrama de fuerzas ciertos ejercicios de estabilidad social como actor de comunicación y fiscalización en el mundo contemporáneo. Esto hablando en términos generales, pero si nos circunscribimos a lo más cercano, al vecino, al concejal, a nuestras calles y farolas, al colegio de nuestros hijos, o al homenaje del que se jubila, todavía la información periodística se torna más íntima y adyacente, más de uno en propiedad. Y aunque las grandes zancadas tecnológicas que se han producido en estas últimas décadas para mantenernos informados, con nuevas plataformas y soportes de comunicación, parecen haber desdibujado determinadas fronteras en el devenir de los años, la información local sigue siendo a pesar de todo de extraordinaria relevancia para la ciudadanía. Y como dijo uno de nuestros pensadores más ilustres, Ortega y Gasset, “o se hace literatura, o se hace precisión o se calla uno”. Y algunos profesionales de profundas convicciones optaron por no callarse, y hacer caso al mismísimo Sherlock Holmes cuando de manera inequívoca repetía sin descanso al doctor Watson que “sólo se puede ver lo invisible cuando se lo está buscando”. Puro periodismo.

Una mañana del 17 de junio 1972, el jefe de local del Washington Post, el diario norteamericano que lleva por lema “La democracia muere en la oscuridad”, telefoneó a uno de sus redactores jóvenes para que cubriera una información de tribunales aparentemente superficial. Al parecer cinco hombres cargados de aparatos de espionaje y cámaras fotográficas habían sido detenidos por acceder de forma ilegal a las oficinas del cuartel general del Partido Demócrata. Así comienza uno de las investigaciones periodísticas más famosas de la historia, el Escándalo Watergate, que terminó dos años más tarde con la dimisión del republicano Richard Nixon, único presidente hasta el momento que ha dimitido de su cargo. Una información local que al principio no parecía tener demasiada enjundia y que terminó saltando a la esfera internacional a manos de dos periodistas, Bob Woodward y Carl Bernstein, que destaparon un entramado de corrupción, políticos trúhanes, actividades delictuosas, abuso de poder y juego sucio. La historia quedó resumida en el libro Todos los hombres del Presidente, un ejercicio ejemplarizante para el periodismo de investigación. Otros hitos de este tipo de periodismo local en el país anglosajón americano han ocasionado gran relevancia fuera de sus fronteras. El diario Boston Globe tras una ardua indagación, reveló que la Iglesia Católica del Estado de Massachusetts ocultó deliberadamente un número importante de abusos sexuales perpetrados durante décadas por sacerdotes a miembros de su comunidad religiosa. Los redactores que intervinieron en los artículos acabaron recibiendo el Premio Pulitzer en la sección Servicio Público, la más prestigiosa del galardón. El film que narra esos hechos, Spotlight, también ganó el Oscar a la mejor película y al mejor guion hace dos años. En la vida política española hemos tenido recientemente algún ejemplo que comenzó dando la impresión de ser algo de geografía informativa limítrofe. El Caso Gürtel por ejemplo dio sus primeros pasos a través de un concejal del municipio madrileño de Majadahonda, y acabó, con la primera sentencia firme, en una moción de censura al propio presidente Mariano Rajoy, que lo retiró de su cargo.

En el plano literario, la información de ámbito local también ha realizado sus incursiones con gran éxito. Incluso esa tendencia de la escritura creativa sacada de informaciones reales que tuvo su fénix con el denominado nuevo periodismo en la década de los sesenta, recibió el singular nombre de “novela de no ficción”, de la mano de Tom Wolf ó Truman Capote. Este último publicó en 1966 A sangre fría, que narra el asesinato en 1959 de cuatro miembros de una familia en el pueblo de Holcomb durante un fallido intento de robo. La lectura de la noticia en el periódico, desató en el escritor los arrestos suficientes para investigar en primera línea sobre el caso, y redactar lo que andando el tiempo se convirtió en una de las mejores novelas del siglo XX. A Capote le costó siete años concluir el libro, pero no hay que olvidar que el origen estuvo en un artículo de un periódico de provincias de la Kansas rural.

Según cuentan, una promesa a su madre retrasó tres décadas la escritura y publicación de Crónica de una muerte anunciada. Gabriel García Márquez, dio cumplimiento a su palabra, que no era otra que los protagonistas reales de la historia hubieran fallecido. Corría el año 1951 en la Colombia cenagosa de Sucre, cuando los hermanos Vicario de nombres apostólicos Pedro y Pablo (en la ficción) ciegos de venganza por restituir el honor familiar y el de su hermana Ángela, acabaron matando con un cuchillo de matarife al joven del pueblo Santiago Nasar. La historia redactada a modo de crónica como indica su título, no deja de ser una información local de la época, que extraída de su contexto, escrita con el manejo virtuoso del lenguaje del Gabo y publicada en otro papel que no es el de la rotativa, la hace merecedora de ser un paradigma mayestático para el oficio.

“O se hace literatura, o se hace precisión o se calla uno”

Geografía: donde se unen agua, tierra, fuego y aire

José Luis Ramos Alcedo.

Tierra que vio nacer a Rafael Alberti, a Pedro Muñoz Seca, a José Luis Tejada, a Javier Ruibal, a Joaquín Sánchez y tantos otros. Tierra de talento. La mejor tierra, iluminada por un Sol incesante y abrasador, envidiada por el mundo.

 Agua, tierra, fuego y aire... Elementos básicos de la materia que dotan de comportamiento a la naturaleza. Naturaleza que da forma a nuestra Geografía. 

Agua. La tenemos en nuestras imponentes playas, desde Fuentebravía a Valdelagrana. Aguas a océano abierto, costa bañada por el Atlántico, origen de aventuras fantásticas como las de aquellos impredecibles viajes hacia lo desconocido. Magallanes, Juan de la Cosa o Colón soñaron mil veces con ellas. Agua que sirvió de alimento para esos romanos de Baelo Claudia, o para los almadraberos de Barbate y Zahara. Agua que produce la mejor sal de nuestros salineros. Agua embravecida por aquel infausto maremoto que fue capaz de unir agua y tierra durante un tiempo.

Tierra. La mejor tierra, iluminada por un Sol incesante y abrasador, envidiada por el mundo. Tierra que vio nacer a Rafael Alberti, a Pedro Muñoz Seca, a José Luis Tejada, Javier Ruibal, Joaquín Sánchez y tantos otros. Tierra de talento. Tierra seca en verano. Tierra donde se enfrentaron cristianos y moros, donde se gestó el Descubrimiento. Tierra ganada al mar, punto en el que se une con el agua.

Fuego. Viento de levante que trae fuego. Un paseo por los Toruños una mañana de junio. Eso es fuego. Fuego abrasador de la arena de la playa, donde la tierra se une con el agua.

Aire. Aire limpio que te deja ver la pequeñez de la Bahía. Aire puro que respiras cuando paseas por El Puerto en primavera. Viento de poniente que refresca las noches de verano. Aire que trae fuego y que revuelve la arena de esa playa donde la tierra se une con el agua.  

Agua, tierra, fuego y aire se besan en nuestro Puerto, en nuestro Cádiz, en nuestra casa. Así es mi Geografía.

Guinea ecuatorial: el país africano donde se habla español

Julia Moreno Ferrer

En 1777, Carlos III de España y María I de Portugal, firmaron un tratado en el que Portugal cedía estos territorios a España. Muy pocas personas conocen que existe en África subsahariana un pequeño país cuyo idioma oficial es el español: Guinea Ecuatorial

Cuando se piensa en la comunidad hispanohablante, a la mayoría se les  viene a la mente los países hispanoamericanos. Muy pocas personas conocen que existe en África subsahariana un pequeño país cuyo idioma oficial es el español: Guinea Ecuatorial. Es interesante  saber  por qué este pais está relacionado con España y  cuál es la historia que los une. 

Guinea Ecuatorial está en el Golfo de Guinea,  compuesta por un  pequeño territorio continental, llamado Río Muni  y por cinco islas volcánicas, siendo la mas importante, la isla de Bioko, donde está la capital, Malabo.

La  población autóctona pertenece al pueblo Bantú, que habitan este territorio desde el 2000 a.C. Los primeros europeos en llegar  fueron los portugueses en el año 1471, cuando el navegante Fernando Po descubrió la isla de Bioko, a la que en principio dio nombre. 

En 1777, Carlos III de España y María I de Portugal, firmaron un tratado en el que Portugal cedía estos territorios a España. 

A principios del siglo XIX, los ingleses se asentaron en Fernando Po con la excusa de luchar contra la esclavitud. El gobierno británico hizo varios intentos por comprar la Isla, pero fracasaron . Esto motivó al gobierno español a mostrar más interés por las islas, enviando las primeras expediciones militares y religiosas. También empezaron a asentarse las primeras empresas españolas con ánimo de explotar los recursos. Aumentando así la presencia  española en los territorios, tanto a nivel político, religioso, como empresarial. Tuvieron gran desarrollo el cultivo del cacao, café, aceite de Palma y maderas de lujo.

Aunque el Gobierno español puso todo el empeño en que los derechos de la población autóctona estuvieran garantizados, promulgando leyes especiales, las desigualdades económicas  y sociales entre los colonos y los indígenas eran evidentes, llegando en algunas ocasiones a abusos por parte de estos. Estas situaciones de injusticia, fueron empleadas por los nacionalistas para argumentar su antiespañolismo.

Durante los años treinta Guinea Ecuatorial se mantuvo fiel a la segunda República Española. Por ello, durante la Guerra Civil las tropas franquistas invadieron el territorio de  Guinea Ecuatorial.  Durante el gobierno de Franco se le dio el estatus de provincia de ultramar. En el año 1947 empiezan los primeros movimientos contra la colonia.  

En 1968 se le concede la independencia de forma pacífica. Se convocan elecciones libres y eligen a su primer presidente: Francisco Macías. Un año después de estar en el poder, establece una dictadura,  con un sentimiento  antiespañol muy intenso.  Fue una época de represión y terror, donde nadie estaba a salvo. Todos aquellos guineanos con estudios en España y que no salieron a tiempo del país, fueron torturados y asesinados.  Por ejemplo, de los doce ministros del primer gobierno de Macías, en menos de un año, solo quedaron vivos dos, los otros diez fueron asesinados por los sicarios del presidente. Macías fue derrocado en 1979 por  su sobrino Obiang, que estableció una nueva dictadura que se mantiene hasta estos días.

Hay que tener en cuenta que la población de origen español de Guinea, la cual llevaba en el territorio  desde tres o más generaciones, jamás fue tenida en cuenta por el gobierno español. Tuvieron que salir huyendo del pais, literalmente con lo puesto. Abandonando sus casas, enseres y dejando atrás una vida entera de afectos, amigos, seres queridos y experiencias vitales. Cuando llegaron a España, fueron abandonados a su suerte por el gobierno de Franco. 

Todo esto fue silenciado en España, no dándose eco ni información a la población de lo que había pasado en Guinea. El gobierno de Franco estableció censura en la prensa española sobre los asuntos guineanos, para que el país no conociese el gran fracaso del gobierno en la descolonización. Guinea pasó a ser durante la administración franquista, “Asunto Reservado”. De lo que ocurrió realmente en Guinea no se supo de manera oficial hasta después de la muerte de Franco. Siendo hoy en día una historia olvidada o desconocida para la mayoría de los españoles. 

Pico Riaba, Guinea Ecuatorial

Abismos en el océano

Manuel Couceiro Serrano

Quizás uno de los enigmas más grandes que esconden los océanos sea  precisamente cómo hacer para estudiarlos, ya que su gran profundidad es todo  un obstáculo. James Cameron describió su inmersión como un viaje a la más inmensa  soledad.

Hay una frase muy conocida hoy en día, que dice lo siguiente, “sabemos más sobre la superficie de la Luna que de nuestros propios océanos”. ¿Pero cuánta certeza tiene esta afirmación? Es totalmente una realidad, pues si tenemos en cuenta el porcentaje del mar que el ser humano ha explorado podemos decir que es un mundo casi desconocido. 

La frase de la Luna es tan cierta como el hecho de que doce hombres han puesto  el pie en la superficie de nuestro satélite mientras que tan sólo tres han llegado  a la Fosa de las Marianas, la parte más profunda de nuestros mares. Se estima que tan sólo se ha explorado un 5% de los océanos, por lo que el 95%  del fondo marino está todavía sin ‘mapear’. Si tenemos en cuenta que el 71 % de  la superficie de la Tierra está cubierta por océanos… ¡todavía sabemos muy poco  de nuestro propio planeta! 

Los científicos confían en que las nuevas tecnologías permitan que en los  próximos años se pueda bucear a mayor profundidad y sondear aún más los  abismos del océano para obtener respuestas a los secretos sobre nuestro planeta  que guardan sus aguas. 

Pero claro, quizás uno de los enigmas más grandes que esconden los océanos sea  precisamente cómo hacer para estudiarlos, ya que su gran profundidad es todo  un obstáculo. 

La profundidad media de los océanos es de 3.730 metros, una medida ante la  cual los 40 metros del buceo recreativo resultan insignificantes. Pero para  hacernos a la idea de cómo es la zona más pronunciada hay que recurrir a  comparaciones. Los más de 11.000 metros del lugar más profundo del mar es la  altura aproximada a la que vuelan los aviones comerciales, que superan con  mucha diferencia los 8.848 del Everest

Cerca de la isla de Fais, al norte de Filipinas, se encuentra la ya mencionada Fosa  de las Marianas, una de las más grandes del planeta gracias a sus 2.542 metros  de longitud. En su extremo sur se localiza el abismo de Challenger, que con  sus 11.034 metros es el punto más profundo medido en los océanos. Fue  nombrado así en honor al barco de la Marina Real Británica HMS Challenger, que  fue el descubridor de la fosa en 1875, cuando se sondeó por primera vez.

El 23 de enero de 1960 Jacques Piccard y Don Walsh, a bordo del batiscafo Trieste,  descendieron al fondo del abismo por primera vez en la historia, hasta 10.994  metros de profundidad. No fue hasta 2009 cuando se produjo un nuevo  descenso, esta vez con el Nereus, un robot submarino no tripulado que llegó  hasta los 10.902 metros. 

En 2012, el director de cine James Cameron descendió hasta los 10.898 metros  en el Deepsea Challenger y se convirtió de esta manera en la primera persona  en descender el solitario al punto más bajo de la tierra

James Cameron describía su inmersión como un viaje a la más inmensa  soledad. Pero no es cierto. Si bien pocos seres son capaces de sobrevivir a unas  condiciones tan sumamente extremas, lo cierto es que los hay. En 2011 se  descubrió que el fondo del abismo alojaba xenofióforos. Estos seres pueden  parecer esponjas de mar u otros animales, a primera vista. Pero, en realidad, son  microorganismo organizados en «pseudoestructuras», es decir, formas con cierta  organización que aparentan ser más complejas de lo que son. Estos seres están  altamente especializados para vivir en condiciones imposibles. Son  tremendamente delicados y no ha habido ni una sola recolección que no haya  acabado con su vida. Por el momento, parece imposible estudiarlos «in vivo» de  manera cómoda. 

Mucho de lo que conocemos de estos organismos es por sus  familiares. Xenophyophorea es una clase de protistas, organismos unicelulares  entre las que se encuentran las amebas. Los xenofióforos están extendidos por  todos los fondos hadales (por debajo de los 6.000 metros) que conocemos. En sí,  esta clase de protistas son muy difíciles de manejar y continúan siendo un  auténtico misterio en muchos aspectos.

Debido a su gran número, los biólogos marinos especulan que tienen un papel  fundamental en el ciclo de sedimentos que se depositan en el fondo. Pero,  además de los xenofióforos, ¿qué más hay? También se especula que deben  existir otros microorganismos habitando el lecho, aunque es muy difícil obtener  muestras de estos organismos, ya que no resisten a los cambios de condiciones  tan bruscos.  

Retomando con la primera afirmación formulado al inicio, en concreto, hemos  estado ocho veces más. La superficie de la Luna ha sido pisada por una docena  de humanos más de los que han podido, siquiera, acercarse al fondo de la fosa.  ¿Por qué razón? Tanto el espacio exterior como la profundidad del mar son  lugares completamente inhóspitos para los seres humanos. Existen peligros  ominosos y directos, aunque cada uno de estos entornos tiene el suyo en  particular, simplificándolo mucho. 

En el caso del fondo de la fosa de las marianas, el peligro más destructivo es la  presión. En el caso del espacio, podría ser la radiación. En ambos casos, existen  multitud de factores que pueden resultar fatales. Pero, sigamos la comparación  

¿Por qué hemos llegado a la Luna más veces que al límite de la fosa de las  Marianas (que no hemos alcanzado)? 

Gracias a la magnetosfera de la Tierra, las misiones a la Luna se han podido  completar con cierto éxito, evitando una cantidad de radiación que podría  haber resultado letal para los astronautas. Pero las más de 1.000 atmósferas de  presión a la que se someten los batiscafos al bajar es impensable. Meter una  «burbuja» con gente dentro, protegida de esta acción, pudiendo respirar y que  no sufra ningún tipo de accidente… es más difícil.

Fosa de las Marianas

El avión y su historia hasta la actualidad

Beatriz Muiños Sánchez

En el año 1420, el ingeniero y médico veneciano Giovanni Fontana diseñó un pájaro capaz de volar. Fue Leonardo da Vinci, inventor de la máquina voladora, la cual estaba construida de tal forma que el piloto moviera las alas con las manos y los pies, y la cola con la cabeza.

Hacia el año 400 a.C., el matemático y filósofo griego Arquitas de Tarento, amigo de Platón inventó una paloma mecánica que se mantenía en suspensión impulsada por una oculta corriente de aire que actuaba en su interior.

Este invento fue el propulsor de las primeras ideas que se desarrollaron acerca de la construcción de los aviones. 

En el año 1420, el ingeniero y médico veneciano Giovanni Fontana diseñó un pájaro capaz de volar. Aun así, la historia indica que se podría considerar que el primer precursor del vuelo del hombre fue Leonardo da Vinci, inventor de la máquina voladora la cual estaba construida de tal forma que el piloto moviera las alas con las manos y los pies, y la cola con la cabeza.

Francesco de Lana Terzi realizó el primer diseño conocido hasta la fecha de una máquina específicamente ideada para volar; dicho artefacto tenía forma de nave el cual debía ser más ligero que el aire.

Tras mencionar todos los anteriores inventos aéreos, finalmente, fue William Samuel Henson, quien diseñó y patentó en 1842, el primer artilugio considerado plenamente avión debido a que iba equipado con un motor de vapor, hélices y un ala fija. Sin embargo, a pesar de que se trataba de una nave no tripulada, despegó con bastantes dificultades y no voló más de 2 o 3 segundos.

Tras innumerables intentos fue Gustave Whitehead, quien consiguió por primera vez y ante la mirada de veinte testigos, volar 3 veces con su avión a motor sin estrellarse en el aterrizaje. Se tiene constancia de que fue un vuelo mayor que el conseguido dos años más tarde por los hermanos Wright (los cuales también son considerados los artífices del primer vuelo).

El primer vuelo tripulado registrado de manera internacional se realizó el 8 de febrero de 1919 pilotado por Henry Farman; este avión transportó durante 2h y media, desde París hasta Londres, a un total de 11 pasajeros. Se llamó Farman F 60 y tenía una longitud de 14,7 metros, una envergadura de 26,5 metros y una altura de 5 metros lo cual tan solo le permitía llevar un peso máximo de 5.200 kg y alcanzar una velocidad máxima de 140 km/h.

Contrastando esta información histórica con la actualidad aeronáutica existente podemos comprobar cuánto han cambiado los tamaños de los aviones, el número de pasajeros  y el tiempo de vuelo que pueden soportar asimismo, el avión que dispone la máxima capacidad de transportar personas, actualmente es el Airbus A380-800, con una disponibilidad máxima de 853 pasajeros, (Singapore Airlines optó sin embargo por una distribución aún más espaciosa, con solamente 471 asientos); fue nombrado el avión de pasajeros más grande del mundo. Mide 73 metros de largo y 24 metros de alto. Este avión tiene una velocidad máxima de 945km/h y puede soportar una carga máxima de hasta 573 toneladas.

En cuanto al vuelo más largo del mundo en la actualidad, es un vuelo que va desde Newark a Singapur el cual posee una duración de 18 horas y 30 min.

De las Fallas valencianas

Laura Prieto González

En valenciano medieval, la palabra falla (antorcha), servía para nombrar las antorchas que se colocaban en lo alto de las torres de vigilancia.

Las Fallas de Valencia (Falles en valenciano) son unas fiestas que van del 15 al 19 de marzo con una tradición en la ciudad española de Valencia y diferentes poblaciones de la Comunidad Valenciana. Empiezan el último domingo de febrero con el acto de la crida (llamada, en español). Esta festividad se ha convertido en un atractivo turístico muy importante, ya que además de estar catalogadas como fiesta de Interés Turístico Internacional, en noviembre de 2016 la Unesco las inscribió en su Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

En valenciano medieval, la palabra falla (antorcha) servía para nombrar las antorchas que se colocaban en lo alto de las torres de vigilancia. En el Llibre dels Fets, se cita que las tropas del rey Jaime llevaban fallas (antorchas) para iluminarse, tanto para el camino como a la entrada de las tiendas de campaña. También se utilizaban las antorchas para alumbrar una fiesta. Más adelante se hace referencia a este término para referirse a las hogueras y luminarias que se encendían en vísperas de fiestas extraordinarias y patronales.

Desde que se crearon las fallas, han habido hasta el momento, cuatro suspensiones.

  • 1886, Protesta de los falleros.
  • 1896: Guerra de Cuba.
  • 1937-1938-1939: Guerra Civil Española.
  • 2020-2021: Pandemia por Covid-19.
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París ya no era una fiesta.

José María García Romo

Las bombas de la Luftwaffe cayeron sobre la capital de Francia el 3 de junio de 1940, desde un total de 1.100 aviones alemanes.

Para esta revista digital relacionada con los elementos de la física griega (agua, tierra fuego y aire), he optado por hablar sobre el bombardeo que se produjo en París durante la Segunda  Guerra Mundial. Este acontecimiento se acomodaría perfectamente al aire, ya que el bombardeo se produjo por parte de aviones alemanes. Después de la invasión de Polonia en septiembre de 1939, Francia y Gran Bretaña declararon la guerra a Alemania. Ese fue oficialmente el inicio de la II Guerra Mundial, aunque de hecho pasaron nueve meses con escasos choques directos mientras los ejércitos se acomodaban para el combate. A ese período se lo conoce por ello como la Guerra Ficticia.

Pero esa calma aparente quedó rota por completo entre el 26 de mayo y el 3 de junio de 1940 cuando Hitler eligió atacar a los aliados en numerosos frentes simultáneos, dando así un dramático y efectivo giro al conflicto. A finales de mayo, los alemanes lograron que el ejército de Gran Bretaña se retirara de Dunkerque. En lo que se conoce como Operación Dinamo, más de 200.000 soldados británicos y otros 100.000 entre franceses y belgas fueron exitosamente evacuados antes de la derrota ante Alemania. Los holandeses y los belgas se rindieron y la mayoría del ejército francés fue asimismo destruido o inutilizado. Hitler vio la ocasión de doblegar definitivamente a Francia, pero para ello necesitaba destruir su Fuerza Aérea.

El nombre en clave que el comandante de la Luftwaffe Hugo Sperrle otorgó al bombardeo de París, fue Paula, cuyo fin era destruir las fuerzas restantes de la ALA y abortar así cualquier posibilidad de revancha de Francia por vía aérea. Sobre el papel, la operación parecía destinada al éxito, dada la supremacía en el aire de la Luftwaffe, pero la inteligencia británica alertó a los franceses del inminente ataque y estos protegieron de inmediato sus aviones. Por ello, finalmente, los alemanes sólo lograron destruir 35 aparatos enemigos, un 19% de los efectivos previstos.

Las bombas de la Luftwaffe cayeron sobre la capital de Francia el 3 de junio de 1940, desde un total de 1.100 aviones alemanes. En realidad, la peor parte en el bombardeo se la llevaron los civiles: de los 254 muertos causados, la mayoría fueron personas que corrían por las calles a refugiarse. Más cifras: 652 heridos de diversa consideración, 15 fábricas y 16 pistas de aterrizaje dañadas… pero también 10 cazas alemanes abatidos. El fracaso de la operación se demuestra en el hecho de que 48 horas después los efectivos de la ALA ya estaban de nuevo operativos. No obstante, Francia capituló muy poco después ante el Tercer Reich.

Quema de brujas

José Carlos Ferrer

Al ser un acto impulsado por mandatarios cristianos, se consideraba que el fuego era purificador, y además la quema no conllevaba derramamiento de sangre. Además, también se temía la resurrección de las brujas, y con el cuerpo incinerado, esto era imposible.

Una de las mayores atrocidades cometidas en la Edad Media fue la conocida como ´´quema de brujas«, práctica mediante la cual se mataba a mujeres sospechosas de relacionarse con las ´´artes oscuras«, previa tortura. Pero hay muchas preguntas acerca de este tema, cuyas respuestas son poco conocidas para la mayoría de la gente.

-¿Cómo comenzó esta tradición?
En el año 1128, en Flandes, una desafortunada sirvienta vertió agua por error sobre el rico dueño de unas tierras, y tras la posterior y casi inmediata muerte de este, dicha sirvienta fue acusada de aliada del diablo, y como consecuencia quemada.

-¿Por qué el fuego?
Al ser un acto impulsado por mandatarios cristianos, se consideraba que el fuego era purificador, y además la quema no conllevaba derramamiento de sangre. Además, también se temía la resurrección de las brujas, y con el cuerpo incinerado, esto era imposible. El último motivo era la ´´misericordia«. De hecho, los Altos Inquisidores proclamaban que la quema de estas brujas era un acto de clemencia, pues era una muerte sin derramamiento de sangre y por tanto más honrosa, o eso defendían los jueces.

-¿A quién se consideraba bruja?
Se trataba de bruja a cualquier mujer con un comportamiento sospechoso, obviamente, pero con el tiempo se llegaron a considerar signos de brujería que una mujer viviera con un gato, tuviera una verruga, o incluso el simple hecho de que fuera una mujer hermosa (o, lo que es peor, mujer o niña hermosa). La acusación de brujería resultó un desenlace frecuente a las rencillas personales, así que si una mujer hacía enfadar a otra más pudiente o a un hombre, tenía un futuro bastante complicado: estos la acusarían de brujería y sería procesada.

-¿Qué se hacía con las acusadas?
Para empezar, si se encontraba el más mínimo indicio de que una mujer pudiera ser bruja (ya hemos dicho, lo más mínimo era más que suficiente), esta mujer era torturada hasta que confesara. No nos explayaremos con todos los tipos de tortura, porque eran muchos. El más importante era el ahogamiento. Dada la creencia de que las brujas no podían morir ahogadas en agua, se metían las cabezas de las acusadas y, la verdad, la situación tenía poca escapatoria: si sobrevivías, esto era prueba fehaciente de tu culpabilidad, y si morías, eras absuelta, pero bueno, tampoco serviría de mucho.
Posteriormente, las halladas culpables eran ejecutadas, atadas a una pira de madera, en público, para que este espectáculo contribuyera a amedrentar a la población. Esta pira la prendía el verdugo, y la o las mujeres se dejaban hasta que no quedaran ni restos del cuerpo.

Esto, a grandes rasgos, fue la quema sistemática de brujas en la Edad Media, un capítulo realmente repugnante de la historia reciente de Europa.

Erupciones volcánicas bajo el agua

Alejandro Arauz García.

Podemos ver como dos de los cuatro elementos en el mundo griego (agua y fuego) se mezclan y producen grandes espectáculos naturales como son las erupciones volcánicas.

Las erupciones submarinas se producen por fisuras en la superficie terrestre que se encuentra bajo el nivel del mar, pasan inadvertidas y son más frecuentes que las de los volcanes que emiten tierras emergentes, algunos de los cuales tuvieron su origen en el fondo marino.

Los volcanes submarinos suelen pasar desapercibidos, ya que la elevada presión del agua detiene las proyecciones y disuelve los gases, por lo que los signos de erupción no son visibles en la superficie del mar.

En su mayoría, las erupciones volcánicas submarinas suelen ocurrir en zonas con gran movimiento tectónico, o también conocidas como dorsales oceánicas. Estas dorsales se mueven sobre el manto terrestre provocando la salida de magma hacia la superficie.

Hoy en día existen muchos volcanes submarinos activos algunos de los más observados en Tongo, islas Marianas, Islandia, California, Hawai y el Monte Marsili en Italia. El volcán submarino en Tonga tuvo una última erupción en 2009. Fue de tal magnitud que fue visible sobre la superficie del mar. El volcán NW Rota-1, en las islas Marianas ha sido el único volcán donde se ha observado directamente en erupción. Además de este volcán son los diversos animales, algunos nuevas especies, que se han adaptado a un ecosistema difícil de vida, ya que se alimentan de sustancias químicas y tóxicas, para el ser humano, pero que paradójicamente son dependientes de las emanaciones volcánicas.

En este artículo podemos ver dos de los cuatro elementos en el mundo griego (agua y fuego) se mezclan y producen grandes espectáculos naturales como son las erupciones volcánicas.

Fuego y cultura  

Alberto Balao Cabral

La relación del fuego y Heráclito es sencilla, para él el fuego era un símbolo de cambio, un misterio que a la vez es motor y sustancia, y esa sustancia es además generadora, produce cambio. La relación de España con el fuego, se establece a través de una fiesta, Las Hogueras de San Juan

 

El fuego… algo común a la par que inentendible…, el fuego…que se puede encontrar desde lo más profundo de nuestro planeta hasta en un simple mechero o una cerilla…, el fuego… algo con lo que convivimos y a lo que tememos, con el que puedes pasar de, vacilar pasando rápidamente la mano sobre la llama de la vela de tu cumpleaños y a su vez mirar horrorizado como arden hectáreas de un bosque… ¿Qué sería el ser humano sin el fuego? Simple respuesta, NADA, seguiríamos siendo unos primates algo más listos (conozco a alguno que no mucho) comiendo carne cruda en alguna caverna de este planeta. ¿Cómo no va a ser interesante ese misterio capaz de transformar la noche en día y convertir la fría carne en un manjar? Este misterio le ha proporcionado ganarse siempre un importante estatus en todas las culturas. Después de esta extensa introducción, que supongo, querido lector, nunca pensaste que terminaría, llegamos al tema, ¿Qué significado tiene y ha tenido el fuego en diversas culturas?

Como no, empezamos con nuestra cultura, la occidental, para ello viajaremos a la antigua Grecia, y como esto es una revista de filosofía, hablaremos de Heráclito. La relación del fuego y Heráclito es sencilla, para él el fuego era un símbolo de cambio, un misterio que a la vez es motor y sustancia, y esa sustancia es además generadora, produce cambio. Obviamente, este fenómeno es fascinante para un filósofo que profundizo tanto en el estudio del cambio. Pero lo más relevante que dijo sobre el fuego es la Razón universal, donde dice que el universo se encuentra en continuo cambio que posee un orden (las 4 estaciones), y ese cambio es dirigido y controlado por un fuego eterno.

Ya que en verdad Grecia nos pilla lejos, hablemos ahora de la relación de España con el fuego, y lo haremos a través de una fiesta, Las Hogueras de San Juan.

La tradición cristiana dice, que la noche del 23 al 24 de junio nació San Juan Bautista, profeta y primo de Jesús, y su padre, Zacarías, encendió un fuego para que todo el mundo conociera que había nacido su hijo.

Pero realmente este no es el origen de estas fiestas, aunque más tarde ocurrió una apropiación cristiana, el origen de esta fiesta es pagana. En esta versión, la hoguera de San Juan es una noche mágica, en la que mediante las hogueras conseguían alargar el día y dar paso al solsticio de verano (24 de junio), y como no, ya de paso, espantar un par de espíritus malignos.

Hay variantes de esta tradición, por ejemplo en pueblos de tradición celta y en la ciudad granadina de Lanjarón la celebración se vincula al agua. También hay lugares, como Cádiz o Málaga, en la que se queman unos muñecos de trapo (en Cádiz son los juanillos y en Málaga los Juas).

Servidumbre

Alba Romero Riquet

Nota del editor: En la lectura de estas líneas, hemos recordado la prosa irreverente y latina de Agustín García Calvo.

El calvario con el que Servet acató tras mostrarse libre en una época en la que la censura  mortuoria funcionaba cual Espada de Damocles para una alta sociedad tercamente  aburguesada y reacia al progreso necesario y constante que Heráclito defendía

 

Siempre he pensado que el ser humano es escéptico por antonomasia, pues sólo cree lo  que es capaz de visualizar. En cambio, en lo que suelo llamar la trastienda del alma, la  oscuridad bendecida por las sensaciones en forma de luz, priman sobre lo racional y lo  palpable de manera directa. Es por eso por lo que, esa aura, marca el camino en función  de su virtuosidad, llevando a la persona a atravesar un auténtico tiovivo psicológico que  a veces, incide de manera vertical marcando etapas de metamorfosis inevitables. Parte de  esta reflexión reside en el fuego, pues su destello es la guía que busca la discordancia o  el amor, e, incluso, que puede llegar a ocasionar auténticas catástrofes apreciables para  cualquiera que sepa leer el discurso de la introversión.  

El fuego, tan atractivo como peligroso y tan débil como destructor, se manifiesta en forma  de pasión cuando dos cuerpos deciden unirse en uno con el objetivo de traer una nueva  vida al mundo, pero también es el encargado de desmoronar el físico cuando el alma  marcha hacia el mundo de Hades en un gélido silencio a través de una barca presidida por  una lúgubre silueta que, a cambio de un óbolo, cumple la función de la entrega del ánima  a aquel lugar del que nadie vuelve, pero al que toda una civilización le rinde culto.  

La llama materializada en palabras hirientes cual puñales que calcinan la salud mental de  esa persona que a diario desea acabar su jornada infernal, pues con el breve paso del  tiempo no consigue más que resquebrajarse con la mirada caída y preguntarse el motivo  de una existencia marcada por la caricia brutal o el lánguido desprecio. Al cerrar los ojos  y no contemplar más que la negrura de un horizonte indefinido, el miedo, la ira, la soledad  y la desesperación caminan velozmente en su interior cual jinetes apocalípticos en busca  de destrucción y disparo sordo, propiciando el devastador incendio interno pectoral que  nadie aprecia salvo ella misma.  

El calvario con el que Servet acató tras mostrarse libre en una época en la que la censura  mortuoria funcionaba cual Espada de Damocles para una alta sociedad tercamente  aburguesada y reacia al progreso necesario y constante que Heráclito defendía. 

De manera alguna, ya sea a modo de condena a muerte, el debate entre lo mundano y la  eternidad, o el crimen que miles de víctimas sufren de manera constante mientras que el  resto decide mirar hacia otro lado, todos somos esclavos del arché de Heráclito.  

Todos contemplamos el Sol desde tiempos inmemorables en búsqueda de energía  lumínica. 

Todos conocemos la sensación de asfixia derivada de una experiencia traumática que no  nos impide marchar hacia delante sin volver la vista a las cicatrices de esas quemaduras. 

Todos conocemos el tránsito inmediato de la más fervorosa pasión al más gélido  desamparo. 

Todos hemos sentido el calor hirviente por las venas al desear levantarnos ante una  injusticia y, una vez hecho, nos hemos cuestionado sobre el merecimiento del esfuerzo  realizado.

Todos alguna vez hemos contemplado los espejos ajenos en busca de la misma llama  energética de antaño, y, sin embargo, ese descontrol ha derivado en una masificación de  ceniza neta, la cual se obliga a sí misma a renacer cual si de un ave fénix se tratase. 

Esa es la auténtica servidumbre del ser humano: el conocimiento de la existencia del  poder frente a la inmadurez de manejo, llegando a tender a la polarización de un ateísmo  cosmogónico tradicional, frente a una abundancia innecesaria que no hace más que arrasar  con la belleza de la oscuridad de esa trastienda ínfimamente iluminada por aquello  invisible a los ojos.  

Encerrados

Daniela Pérez Postigo

Nota del editor: Hannah Arendt leería estas líneas con ternura docente…

En ambos casos habían obtenido una nueva realidad de la normalidad en la que sus familiares o amigos ya no formarían parte de su vida, porque hubieran fallecido, en el caso de la situación del coronavirus de enfermedad, o también por el hecho de no poder mantener el contacto con ellos porque las normas no lo permitían.

El paralelismo de la situación extraordinaria del coronavirus con respecto a la de un campo de concentración, resulta ser más parecida de lo que puede llegar a parecer en un primer momento. 

En la fase previa al confinamiento, comienza a producirse la primera selección natural, hecho que se puede relacionar con la idea de selección propia de los campos de concentración; en la que las personas obtenían la enfermedad y se preguntaban quién sería el siguiente y cuando no era uno mismo se sentía feliz pero a la vez triste por la situación que atravesaban el resto de personas, principalmente si se trataba de algún allegado. Esta fase inicia de manera optimista y las personas no eran conscientes de lo que iba a ocurrirles ni de la verdadera magnitud del problema que iban a atravesar. Cuando se barajaba la idea del posible confinamiento, se genera en las personas la «ilusión de indulto», según la que el condenado a muerte, a instantes de su ejecución concibe la ilusión de que le indultaran en el último minuto y en este caso, las personas pensaban que no iba a llegar a ese punto, que era una situación irreal que sucediera en la actualidad; esa misma ilusión sintieron los futuros prisioneros del campo. 

En la fase del confinamiento las personas llegaron a olvidar lo que era salir fuera y lo que era de sus vidas en esos momentos del pasado y para evadirse de su realidad utilizaban el humor y dormían; lo mismo que en el caso de los prisioneros que lo utilizaban para tratar de seguir adelante. En este momento, surge en las personas la necesidad de alejarse y de estar en soledad, ya que se les había impuesto el estar encerrados con los convivientes, situación similar a la del encierro del campo de concentración que también les había sido impuesto y requería de esos momentos de soledad. Además, también se produce en ambos casos un sentimiento de apatía e inhibición de las emociones, que era un mecanismo necesario de autodefensa, pues después de tanto tiempo bajo la misma presión ya no suponía ningún reparo. También las personas fueron partícipes de un enorme sentimiento de incertidumbre, pues no sabían lo que les esperaba el futuro y cuando podrían volver a sus vidas y ver a sus familiares o amigos si siguieran con vida, pero mantenían la esperanza a pesar de todo y el pensar en la imagen de sus seres queridos e imaginar conversaciones o momentos con ellos, les ayudaba a seguir y a estar más felices. A medida que pasaba el tiempo se fue convirtiendo en desesperanza, ya que sus propios objetivos de volver a la normalidad no resultaban cumplidos y los días pasaban de manera repetitiva, añorando volver a tener aquellas cosas que antes consideraban normales y no valoraban lo suficiente, con una intensificación de la vida anterior. Se presenciaba en todas las etapas, pero sobre todo en esta, un gran sentimiento de irritabilidad infundida por el desconocimiento de la fecha de su fin y por no poder estar para la familia o amigos cercanos que quieres estar, apoyar y ayudar. Las personas no podían vivir de esta manera sin tener metas de futuro, porque les ayudaban en los momentos más difíciles de su existencia el tener un propósito, algo a lo que llegar; a diferencia de los que no tenían ninguna meta con la que motivarse, que perdían la ilusión de seguir y de vivir. Él que conoce el porqué de la existencia puede soportar casi cualquier cómo, refugiándose en una responsabilidad o razón por la que vivir, manteniendo la esperanza de que se terminara y de que les esperaban. Estaba claro que ambos grupos de personas estaban sometidos a unas condiciones inhumanas inevitables, de las que no tenían elección de vivir o no, no tenían libertad acerca de tomar ciertas decisiones en cuanto a su forma de vida; pero sí seguían manteniendo su propia libertad mental, que nunca se les podría arrebatar, mediante la que podían decidir su reacción ante los hechos y cambiar su perspectiva acerca de la situación que les había tocado vivir, para hallar un sentido ante ese sufrimiento y una meta futura para seguir adelante, eligiendo esto, las personas adquirían la capacidad de adaptarse y sobrevivir ante un estado de difícil anormalidad nunca antes vivida.

Durante la fase de escalada las personas seguían sintiendo un estado de elevada confusión relacionada con la gran cantidad de mensajes contradictorios existentes entre si serían o no libres de salir de su domicilio, pues algunas fuentes de información hacían creer que sí y otras hacían parecer que no, por lo que continuaba el estado de incertidumbre y de estrés, que se mantendría aumentado durante el resto de toda la pandemia. Esto se relaciona claramente con el hecho del desconocimiento por parte de los prisioneros ante su liberación, que tampoco sabían cuando su situación tendría fin y presentaban también hechos contradictorios, predominando también el estrés y la incertidumbre durante todo el proceso. La llegada de la nueva normalidad con la desescalada, la podríamos relacionar con la liberación de los prisioneros que recuperaron su libertad, que a su vez pudieron observar el bien y el mal en las personas, que la bondad se encuentra en todos los grupos y que hay dos razas de hombres: los decentes y los indecentes y se encuentran ambas en todas partes y en todas capas sociales, siendo ningún grupo exclusivo de una «raza» y esta situación se puede relacionar con el bien en la obediencia, o el mal con el descumplimiento, que se daba en las personas a la hora de seguir las medidas necesarias que la situación requería, sea la clase de persona que sea.

La nueva normalidad, no fue la esperada, lo que conllevó un desconcierto tanto por parte de las personas víctimas de la situación del coronavirus, como las del campo de concentración, debido a que la ansiedad interior que poseían ante la situación de tensión a la que estaban sometidos, le siguió un estado de relajación, pero no estaban tan alegres como esperaban anteriormente; habían ansiado y soñado tanto su liberación, que ya había perdido su significado y no podían ser conscientes del hecho de que pudieran ser libres, por lo que contemplaban su alrededor y no despertaba ningún sentimiento; pues en ambos casos habían estado sometidos a una forma de vida inhumana, por lo que habían transformado su mente para adaptarla a la situación que vivían, por lo que sentían indiferencia, estaban en un estado de despersonalización, todo les parecía irreal, improbable y como un sueño como los que habían tenido sobre su libertad. Se sentía sumido en un estado de melancolía respecto al pasado, ya que la situación ya no era la misma y perdido por el tiempo que había pasado;  poco a poco tenía que volver a encontrarse como ser humano. A su vez esta llegada de la nueva normalidad mostró que a pesar de haber sufrido, todavía seguían haciéndolo y que el sufrimiento no tenía límites; las personas se habían imaginado una vuelta a la normalidad increíble e ideal, pero esta había sido diferente y todavía continuaba parte de su represión, no podían ver a sus familiares ni amigos, siguiendo con un estado de soledad y decepción. En ambos casos habían obtenido una nueva realidad de la normalidad en la que sus familiares o amigos ya no formarían parte de su vida, porque hubieran fallecido, en el caso de la situación del coronavirus de enfermedad, o también por el hecho de no poder mantener el contacto con ellos porque las normas no lo permitían.

Presocráticos

Ana Pérez Bustamante

La humanidad supo dominar el fuego y el aire para producir energía y también el agua en sus distintos desniveles para molinos y otras fuentes de energía hidroeléctrica. También la humanidad aprendió a sacar de la tierra los productos necesarios para la alimentación y las construcciones diversas

Con esta propuesta estas líneas, apuro el poco tiempo de un curso de final de etapa de bachillerato, para que mi mente dé un salto  hacia atrás en el tiempo de aproximadamente 2.500  años.  Ahí encontramos una serie de pensadores griegos que dedicaron su tiempo de ocio, según Aristóteles, para meditar en cuestiones esenciales de la Naturaleza. Tales de Mileto, Anaxágoras, Anaximandro, Anaxímenes, Demócrito… Todos ellos buscaban un primer principio que resolviera las dudas sobre el primer principio del que surgen todas las cosas. Me voy a referir especialmente a Anaxímenes que fue discípulo de Tales de Mileto y de Anaximandro. 

Igual que sus maestros, considera el aire como primer principio pero además aporta los conceptos de condensación y rarefacción, por esta última consistente en el calentamiento, el aire engendra al fuego y, por la condensación se producen las nubes y el agua en todos sus estados. A su vez, el fuego del interior de la tierra, con altísimas temperaturas, moldea la superficie con los terremotos y los volcanes y la erosión producida por el viento y el agua en millones de años. 

La humanidad supo dominar el fuego y el aire para producir energía y también el agua en sus distintos desniveles para molinos y otras fuentes de energía hidroeléctrica. También la humanidad aprendió a sacar de la tierra los productos necesarios para la alimentación y las construcciones diversas. Estas cosas llevan a otras. También, entre los filósofos presocráticos me fascina Demócrito (contemporáneo de Sócrates, capaz de pensar en partículas indivisibles o átomos que se puede decir que predijo la teoría cuántica con su partículas subatómicas…Con razón se dice que todos ellos fueron los precursores de la ciencia moderna…Los modernos tan solo cabalgamos a hombres de gigantes.

Y ellos fueron los primeros…

Fuego... Agua

Jaime Couceiro Serrano

Hefesto (Fuego)

Hefesto, el dios impedido y deformado de la artesanía, la herrería y el fuego según los griegos, era hijo de Zeus y Hera. Según el poeta Hesiodo, Hefesto era hijo de Hera únicamente, al igual que Atenea era hija de Zeus nada más. Hefesto era uno de los 12 dioses del Olimpo que convivían con Zeus. Era un trabajador muy diestro y sus hermosas creaciones para los otros dioses y para los más privilegiados mortales eran famosas. Su culto era especialmente intenso en la isla de Lemnos, donde se supone que tuvo su forja. Los romanos creyeron que ésta se encontraba en el corazón del monte Etna, en Sicilia.

Hefesto trabajó sobre un yunque con la ayuda de los cíclopes. Su conexión con Lemnos se entiende debido a que Zeus le expulsó del Olimpo durante una pelea doméstica con Hera, en la que él había defendido a su madre. Después de un largo viaje por el aire llegó a esa isla.

No era la primera vez que había sido expulsado del Olimpo, ya que antes Hera había hecho lo mismo, avergonzada de la deformidad de su hijo. Hefesto llegó entonces al Océano y allí le salvaron las diosas Tetis y Eurinome. A su cuidado, el joven se empezó a interesar por la artesanía y a hacer todo tipo de joyas. Hefesto se vengó de su madre tiempo después haciéndole un trono de oro con cadenas invisibles. Hasta que Dionisio lo emborrachó, Hefesto no quiso liberar a su madre. Tras la reconciliación, el herrero recibió como esposa a Afrodita, que con el tiempo sería castigada como lo había sido Hera, ya que Hefesto descubrió que le engañaba con Ares, dios de la guerra. Hizo una red invisible que situó sobre su lecho y allí fueron descubiertos los dos adúlteros, momento que Hefesto aprovechó para invitar a todos los dioses a ver el espectáculo. En esta ocasión, tanto el marido como los amantes se convirtieron en motivo de mofa.

Hefesto hacía reír a menudo a los otros dioses. Homero describe cómo el dios impedido, hizo en cierta ocasión de escanciador: «Una irrefrenable risa se extendió entre todos los dioses cuando vieron a Hefesto sin aliento renqueando por toda la sala» (la Ilíada, Libro I). Por otro lado, en este mismo libro el poeta le describe como un magnífico y habilidoso trabajador que realiza obras en los palacios de los dioses del Olimpo y en su propio hogar. A petición de Tetis hizo una armadura fabulosa para su hijo Aquiles, la cual llegó a manos de Héctor durante la Guerra de Troya. La descripción de la armadura que hace Homero difícilmente iguala a la belleza del escudo que Hefesto forjó para el gran héroe griego.

Poseidón (Agua)

Poseidón, el gran dios del mar que reinaba sobre los mares y todos los medios acuáticos, era hijo de Cronos y de Rea, y hermano mayor de Zeus. Era uno de los 12 dioses mayores que habitaban en el Olimpo, aunque casi siempre estaba en su palacio bajo las aguas y sólo visitaba el Olimpo cuando quería ver a los otros dioses.

Cronos y los otros titanes habían reinado hasta que Zeus inició una guerra contra ellos. Pero tras la victoria de los jóvenes dioses Zeus, Hades y Poseidón, el mundo quedó dividido entre ellos. Zeus dominó el cielo y Poseidón el mar. Siendo el rey de todos los dioses, Zeus dominaba además la tierra, el territorio neutral en el que el dios del mar se hacía notar a través de los terremotos. El iracundo Poseidón era temido como «el que sacudía la tierra», según palabras de Homero, e instigaba las mareas más abruptas y las tormentas en alta mar.

Poseidón no aceptó de buena gana que su hermano fuese el soberano de todos los dioses. En una ocasión llegó a conspirar contra él, con la ayuda de Hera y Atenea, para intentar derrocarle. Los tres maquinaron la forma de encadenarlo, pero finalmente fueron derrotados.

El temible y caprichoso dios del mar, con el que los navegantes debían llevarse bien, fue adorado en todo el mundo griego y romano. Se han conservado numerosas imágenes suyas como una figura imponente con su barba y su tridente, arma que utilizaba para pescar y que había sido un regalo de los cíclopes, que también le dieron a Zeus los rayos y a Hades el casco que lo hacía invisible.

Poseidón tenía una cuadriga tirada por caballos de mar que le permitía viajar por las olas a gran velocidad. Su esposa Anfritrita, hija de la deidad marina, vivía a su lado en un palacio de oro bajo el mar. Estaban rodeados de un extenso séquito de ninfas. Su hijo Tritón, una especie de sirena masculina y sus hijas Rodé y Bentesicime también vivían con ellos.

Las relaciones de Poseidón con los mortales no fueron exclusivamente sexuales. Con Apolo, por ejemplo, construyó la muralla de la ciudad de Troya para el rey Laomedón, que después no quiso pagar al dios del mar el precio acordado en oro. Poseidón se vengó inundando la ciudad y exigiendo que la hija del rey fuese sacrificada ante un monstruo marino. 

Después de dos mil años de cristianismo, Poseidón, sobre todo bajo su nombre romano de Neptuno, ha permanecido como uno de los dioses griegos más conocidos. Zeus ha tenido durante el periodo cristiano una existencia más oscura y Hades incluso ha sido olvidado. Desde el Renacimiento, Poseidón (Neptuno) ha consolidado su posición de privilegio en la iconografía occidental. Aparece en incontables fuentes monumentales del periodo neoclásico. En la era moderna, apareció un nuevo rito por este dios: los marinos y los pasajeros que cruzan el Ecuador por primera vez reciben el «bautismo de Neptuno», una ceremonia en la que la tripulación se viste como Neptuno y vierte agua de sal sobre los no iniciados para luego beber con ellos.

Gaus y la geometría empírica

Jacoba Agüero Sánchez y Ángel M. Lorenzo Rodríguez

Por su vaga similitud con los girasoles, llamó a su invento heliotropo. El instrumento consistía en un telescopio montado en una plataforma graduada con dos espejos perpendiculares entre sí, que giran solidariamente delante del telescopio, por el que se ve sólo uno de ellos. 

 A finales del crudo invierno de 1820, el recién coronado rey de Hannover, Jorge IV, ordenó que una comisión formada por los científicos más prestigiosos de su reino se hiciera cargo de una misión de gran relevancia política y militar. Los vecinos daneses ya la habían emprendido hacía bastante tiempo y les llevaban una considerable ventaja. Dicha misión no era otra que la de intentar alcanzar, urgentemente, un conocimiento lo más preciso posible de la extensión, la orografía y la figura de su recién heredado reino. 

El coordinador del proyecto, H.C.Schumacher, tuvo la gran idea de implicar en la realización del nuevo mapa topográfico nada menos que a su amigo, el genial matemático J.F.C.Gauss, con cuya intervención el asunto llegó a tomar (por añadidura) un cariz teórico y metafísico tan marcado que amenazó con hacer tambalear los cimientos mismos de la geometría clásica y de toda la matemática.  Gauss dedicaría a esta empresa nada menos que diez años de su vida (1820-30).

Desde su observatorio en Hohenhagen, a más de 500m de altitud, Gauss asumió el reto de medir el triángulo formado por el propio Hohenhagen y otros dos puntos montañosos situados a gran distancia de él, con idea de obtener una base de control más amplia y exacta posible, por la que regular diversos aspectos del resto de las triangulaciones que se proponía realizar. 

Para los otros vértices de este gran triángulo fueron elegidos los montes Broken e Inselberg, situados a 69 y 85 Km respectivamente de Hohenhagen, y que distaban entre sí nada menos que 107 km. Pero, ¿cómo medir este enorme triángulo montañoso en una época en la que los aparatos de medida más eficaces sólo alcanzaban pocas decenas de km y daban unas desviaciones estándar (errores medios) para esas medidas del orden de unos 2,7 segundos?. Además, otro gran problema era el de la distorsión que producían las impurezas atmosféricas (vapores y polvo) que se acumulaban en el visor al atravesar tan largas distancias. 

Para esta empresa, Gauss construyó un aparato que, reflejando la luz solar, facilitaba la visibilidad de y desde dos puntos muy alejados entre sí, de manera que sea posible una medición más precisa a pesar de la distancia

 Por su vaga similitud con los girasoles, llamó a su invento heliotropo. El instrumento consistía en un telescopio montado en una plataforma graduada con dos espejos perpendiculares entre sí, que giran solidariamente delante del telescopio, por el que se ve sólo uno de ellos. 

Los resultados fueron espectaculares. El heliotropo proporcionó a las mediciones topográficas ya en el siglo XIX una precisión muy similar a la que se alcanzaría mucho después (a finales del siglo XX) con la aerofotometría, el rayo láser y las fotos por satélite.

La red de triangulación del territorio de Hannover se componía de 33 vértices repartidos entre torres, iglesias y otros edificios en las ciudades y, sobre todo, montes fuera de ellas. Con todo ello, se formaban 51 triángulos, cuyas mediciones Gauss detalló en sus tablas.

Pero el triángulo que generó la controversia teórica que acabó comprometiendo la solidez de los fundamentos mismos de la geometría, fue el mayor de ellos, el nº 4, con vértices en Brocken, Inselberg y Hohenhagen (el punto de partida de la triangulación de Gauss). Sus datos eran:

  1. Ángulo con vértice en Hohenhagen (508 m de altitud): 86º13’58,366’’
  2. Ángulo con vértice en Brocken (1156 m de altitud): 53º 06’ 45,642’’
  3. Ángulo con vértice en Inselberg (916 m de altitud): 40º 39’ 30,165’’

La suma de los tres ángulos daba un exceso de 14º 173’’ sobre los 180º que suman los ángulos de cualquier triángulo. 

Aunque la desviación obtenida entraba dentro de los márgenes de error propios de la dificultad del proceso, Gauss intuyó que esta diferencia iría aumentando conforme lo hiciera el tamaño del triángulo. Seguramente, no sería posible medir sobre la tierra un triángulo tan grande como para que la desviación de la suma de los ángulos supusiera una objeción seria a los principios fundamentales de la geometría euclídea, pero una mente como la de Gauss, probablemente, no debió evitar preguntarse qué ocurriría si dicha medición se hiciera a escala astronómica. 

Parecía, pues, creer ya por entonces, aunque lo expresara de manera vaga, en la posibilidad de una geometría no-euclídea; pero, según confesó en una carta a Schumacher, temía por su reputación si lo hacía público (17/5/1881). Así lo confiesa en la carta anterior escrita a Besel, en la que dice “temo el griterío de los beocios si alguna vez me atreviera a exponer mi criterio sobre este tema”. 

Los guerreros beocios eran famosos en toda Grecia por los gritos ensordecedores con que acompañaban sus ataques al enemigo. Gauss usa el término para referirse a los filósofos neokantianos, que dominaban el clima intelectual de su época en Alemania, y eran también famosos por sus sonadas controversias con todo el que se atrevía a llevarles la contraria. 

Para algunos autores, el hecho de que nunca planteara una investigación empírica sobre la estructura geométrica del espacio físico, demuestra que Gauss, en realidad, nunca dudó de la validez de la geometría euclídea, ni antes ni después de sus trabajos geodésicos. Sin embargo, como hemos visto hasta aquí, Gauss tenía serias dudas sobre algunos aspectos de la geometría euclídea incluso antes de sus trabajos geodésicos (1820-30). Lo muestran claramente muchos pasajes de su correspondencia ya desde el año 1800. De esta época son también sus esfuerzos por demostrar que el postulado de las paralelas es un axioma y no un teorema, como pretendían otros (entre ellos, el propio Euclides). Gauss llegó a la conclusión, como más tarde haría Bolyai hijo, de que el quinto postulado es un axioma independiente de los demás, y que no podía demostrarse a partir de ellos. 

Sus trabajos sobre las paralelas son de alrededor de 1805, pero cabe suponer que Gauss sospechaba desde mucho antes esta y otras debilidades de la geometría de Euclides. 

Más tarde vendrían los problemas con la deformación de ángulos de los cruces de los caminos al representarlos en los mapas, que lo obligaba a falsear medidas reales sobre el terreno; la sospecha de que la desviación de los ángulos fuera en realidad tan pequeña porque estuviera operando a escala terrestre y que, quizás, a escala astronómica sería mucho más significativa; y las dudas sobre la posibilidad (incuestionable para los beocios) de establecer a priori las leyes del espacio físico real. 

Al hacer hincapié en la descripción de la geometría intrínseca de una superficie, desligándola de los aspectos extrínsecos, Gauss prepara el camino a Riemann, que generalizó el planteamiento a espacios curvos n-dimensionales; y, medio siglo después, a Einstein, que la usará en su teoría de la relatividad general para su explicación de la gravedad. El propio Einstein lo reconoció en 1950, en sus Matemáticas de la teoría de la relatividad, donde dice: “la importancia de Gauss para el desarrollo de la moderna teoría de la física, y especialmente para el fundamento matemático de la Teoría de la Relatividad es arrolladora; por supuesto, (…), si él no hubiera creado su geometría de las superficies, que sirvieron de base a Riemann, es concebible que ningún otro la hubiera descubierto”

De este modo vemos cómo una labor anodina y aparentemente desprovista de todo interés teórico (como algunos consideraron en su día el estudio geodésico del reino de Hannover) llegó a producir, de la mano de uno de los matemáticos más geniales que han existido, una de las aportaciones más profundas y fructíferas de toda la historia de la matemática pura.

Esto deja prácticamente fuera de lugar la cuestión, tan fundamental para Gauss, de cómo es realmente (empíricamente) nuestro espacio físico. ¿Euclídeo? ¿hiperbólico? ¿elíptico?. Todos estos (y otros más) son modelos posibles del espacio. Ninguna geometría es la verdadera, aunque una geometría puede ser más conveniente que otra, dependiendo del estudio físico que pretendamos realizar. Los matemáticos disponen de modelos rigurosamente construidos, que los científicos pueden usar a su conveniencia, según sus intereses. Las geometrías son constructos matemáticos puramente formales. No las determina la experiencia, sino los postulados y las nociones básicas con las que operan.:punto, recta, plano, distancia, ángulo,etc. 

BIBLIOGRAFÍA:

Libros:

  • C.F. Gauss, Werke , 12 vols , Hildeshein,  Olms, 1973
  • C.F.Gauss, “Disquisitiones  generales circa superficies curvas”(1829)
  • W.K.Dühler, Gauss: A Biographical study, Springer Verlag, New York, 1981.
  • C.B.Boyer, Historia de la matemática, Alianza ed. Madrid 1986.
  • D. Gándara y J.M.Berenguer, Gauss: Vida, pensamiento y obra, planeta Agostini. Barcelona, 2008.
  • J.D.North, Historia Fontana de la astronomía y la cosmología.FCE, México,2001.
  • B.Riemann, Riemanniana selecta, editado por J.Ferreirós, CSIC, Madrid, 2000.
  • M.B.W.TENT, The Prince of Mathematics. C.F.Gauss, A.K. Peters, Wellesley, Massachussetts,

VÍDEO (pincha aquí):   Documental:Gauss, de lo real a lo imaginario, serie “Universo matemático” RTVE, 2000.

La grandeza del Nilo

Laura Soto Rojas

Los geógrafos no se ponen de acuerdo sobre el nacimiento del Nilo. El hecho de que pudieran abastecerse de grandes cultivos y de la propia agua, ayudó mucho a que esta civilización se desarrollara tanto en comparación de otras de aquella misma época.

Este río de características extraordinarias se encuentra en la segunda posición en cuanto a longitud, detrás del río Amazonas, con 6.650 km de longitud donde se divide en varias partes: el Nilo Blanco, Nilo Azul, Nilo Medio o de las Arenas y Nilo Inferior o Faraónico.

Este se llama así debido a que en la antigua lengua de Egipto llamaba al río Nilo Iteru, lo que significaba “Gran río”. Y en cambio, la palabra Nilo en español proviene del árabe “ni-l” y que pasó primero por la lengua griega como Neilos significa “Valle del río” y es el dios fluvial.

Por otro lado este río muestra una serie de misterios para los geógrafos, ya que no se ponen de acuerdo sobre el nacimiento del Nilo, unos dicen que en el Lago Victoria, otros que proviene de otro río llamado Kagera, dejando una encrucijada en la toma de la decisión de colocar el nacimiento de esta río. En contra, con la desembocadura de este no ha habido tantos problemas, localizándose en la conocida cuidad de Alejandría donde se mezcla finalmente con el Mar Mediterráneo.

En la actualidad tiene un papel muy importante, ya que abastece de agua a todas las ciudades y pueblos que estén a su alrededor y les da mejor comunicación entre ellos y otras partes del continente. 

Sin embargo, su importancia no solo se da en la actualidad, sino al contrario, en la antigüedad este río ha tenido un papel muy importante y a ha tenido mucha mayor influencia en las ciudades próximas a este. Sin ir más lejos a orillas del Nilo se encontraba lo que conocemos como “El Antiguo Egipto”.

En cuanto al Antiguo Egipto, esta grande civilización se pudo dar en gran parte por estar cerca del Nilo. El hecho de que pudieran abastecerse de grandes cultivos y de la propia agua, ayudó mucho a que esta civilización se desarrollara tanto en comparación de otras de aquella misma época. Dándole así, un distintivo toque que aún hoy en día nos asombra debido a lo avanzados que estaban.

Por otro lado, los antiguos egipcios se asentaron únicamente en los últimos 1.300 kilómetros del cauce de este río, donde era posible la navegación fluvial. Egipto encontraba solo en la zona fértil del río. Mientras que el resto era “Desheret” lo que traducido sería “la tierra roja”, denominado así por el árido color de las arenas del desierto deshabitado. 

Para los egipcios influía mucho la orientación del sol, ya que este desaparecía cada atardecer por occidente simbolizando la muerte, y nacía cada mañana por oriente simbolizando la vida y la resurrección. Lo que provocaba que la disposición de las ciudades y aldeas estuvieran ubicadas en el este de este río y la necrópolis y los templos funerarios en el oeste. Y para no tener problemas se adoraba a Hapi, que era la divinidad que personificaba el río. Y tanto el pueblo egipcio y el faraón le daban ofrendas para que este tuviera la crecida en el momento adecuado y así abastecer positivamente a toda la ciudad.

Los egipcios tuvieron que crear métodos donde pudieran sobrepasar sin problemas las épocas de crecidas masivas y, por tanto, inundaciones. Para esto, sé construyeron lo que hoy sería algo parecido a unas presas. Sin embargo, era muy complicado controlar o desviar toda el agua y en esas épocas del año, concretamente en verano, la ciudad se inundaba bastante. 

Cuando sucedían las inundaciones, los ciudadanos dejaban de trabajar en la agricultura, ya que era imposibles por estas. Mientras, se dedicaban a la construcción. Creando lo que conocemos hoy en día cómo las famosas Pirámides y muchos más, como templos, monumentos en las ciudades, estatuas, las paredes con jeroglíficos, edificios oficiales, etc.

En resumen, gracias al río Nilo la cultura egipcia avanzó extensamente al tener que adaptarse a sus cambios. Esto ha probado que hoy en día la cultura egipcia haya tenido mucha influencia en cómo vivimos nuestro día a día y podamos disfrutar del legado que nos han dejado.

Lo que desconocemos

Midas Malta

El agua, en mi opinión, es el elemento más especial. Es un elemento que aparece en todas las culturas y tradiciones como un elemento beneficioso, pero por otro lado puede ser peligroso en grandes cantidades.

Los cuatro elementos de la naturaleza eran, para los griegos entre otras muchas culturas, los constituyentes básicos de la materia y explicaban el comportamiento de la naturaleza. El modelo estuvo vigente hasta que la ciencia moderna empezó a estudiar los elementos y reacciones químicas. Empédocles citó el fuego, el aire, el agua y la tierra como las 4 esencias, más tarde Aristóteles las renombró a elementos añadiendo e éter como principal elemento exterior de la Tierra.

Voy a hablar del agua, que, en mi opinión, es el elemento más especial. Es un elemento que aparece en todas las culturas y tradiciones como un elemento beneficioso, pero por otro lado puede ser peligroso en grandes cantidades. Es el elemento al que se le atribuye el género femenino, además se le da un carácter pasivo. También se conoce como el elemento de la vida, ya que no podemos vivir sin él, y hoy en día sabemos que la vida surgió del agua.

Es un elemento relacionado con el misterio, es más, actualmente no sabemos más del 5% de nuestros océanos, que cubren dos tercios de la superficie de los océanos. Esto es bastante curioso porque, como se dice, sabemos más de la superficie de la Luna que está a cientos de miles de kilómetros que de la superficie de nuestro propio planeta. Nadie puede saber que nos ocultan esos miles de millones de litros, si ya se han encontrado cientos de especies en los últimos años, imagínate lo que podría salir a la superficie si explorásemos bien las profundidades.

El mayor animal terrestre es el elefante africano, y el mayor animal marino que conocemos es la ballena azul que es 3 veces más larga y pesan alrededor de 25 veces más (solo su corazón pesa más que un coche). Otro titán del océano es el calamar colosal, que se creía extinto, pero todavía existe en las profundidades con más de 10 metros de longitud y sus ojos de 25 cm de diámetro. Si podemos encontrar esto relativamente en la superficie, que se esconderá en los lugares más profundos y oscuros del planeta, a lo mejor dinosaurios creídos extintos, como el tan famoso megalodón u otras bestias parecidas.

Por la enorme expresión del mar (la suave calma frente a la violenta tormenta) el agua se ha convertido en un importante tema literario-filosófico. He aquí un poema del celebérrimo Federico García Lorca donde relaciona el mar con algunos de los puntos de la mitología griega y la cristiana.

“El mar es
el Lucifer del azul.
El cielo caído
por querer ser la luz.

¡Pobre mar condenado
a eterno movimiento,
habiendo antes estado
quieto en el firmamento!

Pero de tu amargura
te redimió el amor.
Pariste a Venus pura,
y quedose tu hondura
virgen y sin dolor.

Tus tristezas son bellas,
mar de espasmos gloriosos.

Mas hoy en vez de estrellas
tienes pulpos verdosos.
Aguanta tu sufrir,
formidable Satán.
Cristo anduvo por ti,
mas también lo hizo Pan”

Y Notre Dame ardió…

José Manuel Portillo Arias

Debido al incendio, en la iglesia quedaron expuestas áreas a las que nunca se había tenido acceso. La catedral de 850 años de antigüedad estuvo en llamas hasta que colapsó el techo y su icónica aguja central.

 Construida entre 1163 y 1245 en la Île de la Cité, la Catedral de Notre Dame de París es una de las catedrales góticas más antiguas del mundo. El nombre de la catedral significa Nuestra Señora y está dedicada a la Virgen María.

En Notre Dame se han celebrado importantes acontecimientos, entre los que cabría destacar la coronación de Napoleón Bonaparte, la beatificación de Juana de Arco y la coronación de Enrique VI de Inglaterra.

El 15 de abril de 2019 la catedral de Notre Dame, quizá el templo católico más famoso del mundo, ardió Durante horas, la catedral de 850 años de antigüedad estuvo en llamas hasta que colapsó el techo y su icónica aguja central.

El incendio se inició con toda probabilidad a causa de un accidente y no hay ningún indicio de que el fuego haya sido intencionado. Uno de los mayores tesoros arquitectónicos que consumió el incendio de Notre Dame era el llamado “bosque” en el techo de la iglesia. Este “bosque” era una inmensa estructura de 100 metros de largo, 13 de ancho y 10 de altura, que formaba una especie de ático. El tejado de la catedral que recubría el “bosque” fue construido en el siglo XIX y tenía una película protectora hecha de plomo, un material altamente tóxico. Tras el incendio, entre los parisinos surgió el temor de que el vapor de plomo se esparciera y contaminara el aire de los barrios cercanos, en los que hay varias escuelas. En medio de la tragedia, sin embargo, un equipo de científicos está al menos intentando sacar algo positivo de entre el carbón y las cenizas.

“Gracias” al incendio, en la iglesia quedaron expuestas áreas a las que nunca se había tenido acceso.

Los expertos en estructuras, materiales y sustancias químicas, por ejemplo, tendrán acceso a bóvedas que no habían podido explorar, También podrán conocer más detalles sobre el sistema de construcción que se empleó hace más de 800 años, así como piedras y metales que quedaron expuestos tras las llamas y que hasta ahora no habían podido analizar.

La llama olímpica

Antonio Ruiz Ruiz

Sus orígenes se remontan a la antigua Grecia, donde se mantenía un fuego ardiendo en las sedes de celebración de los Juegos Olímpicos Antiguos. La llama olímpica simboliza la vida, el racionalismo y la libertad.

La Llama olímpica es un símbolo de los juegos olímpicos. Conmemora el robo del fuego de los dioses por parte de Prometeo y su posterior entrega a la humanidad. Sus orígenes se remontan a la antigua Grecia, donde se mantenía un fuego ardiendo en las sedes de celebración de los Juegos Olímpicos Antiguos. El fuego fue reintroducido en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928 y desde entonces ha sido parte fundamental de los Juegos Olímpicos Modernos.

El mito de Prometeo representa el eterno antagonismo de los dioses con los hombres, mientras que el fuego deja de ser más que un instrumento para combatir el frío, se transforma en la base creadora de toda cultura y también encarna el progreso técnico. Pasa a representar la luz del conocimiento de los hombres.

En la Antigua Grecia frente a los principales templos se ponía un fuego eterno y lo mismo se hacía en la sede de las competiciones, dentro de los límites de Olimpia.

La llama olímpica simboliza la vida, el racionalismo y la libertad, vinculando a los juegos de la Antigua Grecia con los de la Era Moderna.

En el mito de Prometeo, cuidador de los hombres, consistió en que Prometeo se introdujo secretamente en el Olimpo con ayuda de Atenea, robó una chispa de fuego del carro ígneo del dios Helios, y construyendo una antorcha, entregó el fuego a los hombres, ya que se compadecía de ellos. Después de este acto, Zeus se indigna con Prometeo y le impone un castigo que consistía en estar encadenado a una piedra y todos los días un águila le picoteaba el hígado, al ser inmortal, cada noche el hígado se regeneraba y el ave volvía a comérselo. 

Afortunadamente, Heracles consiguió liberarlo…

Taller de medioambiente. Tierra

Alba Romero Riquet

Señalamos la importancia de nuestra depuradora, la cual es bastante antigua, por lo que, con el aumento de residuos plásticos, los empleados no tienen más remedio que abrir compuertas y extender las ingentes cantidades de escoria por el mar.

El pasado jueves 25 de febrero, los alumnos de Cultura Científica del Grupo Naranja realizamos una actividad relacionada con la concienciación medioambiental, destinada al alumnado del Primer Ciclo de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Entre los objetivos principales del desarrollo del taller, debe destacarse la información proporcionada a los más pequeños del Instituto, pues para una forjar una concienciación sobre cualquier temática, es preciso que los receptores comprendan a la perfección los conceptos dados a llevar a la práctica. Desde el punto de vista ideológico, buscábamos la reflexión del preadolescente, pues, en la mayoría de ocasiones, el joven muestra una posición inconsciente a la hora de contaminar, puesto que, el ya nombrado, no ve más allá del residuo plástico que pueda arrojar al mar. En cambio, dicha actuación no es más que el principio de un proceso cíclico en el que el ser humano contamina, el ecosistema sufre graves daños (a veces irreparables) y el primero recibe una lección en forma de respuestas de la naturaleza o autointoxicación involuntaria al ingerir los animales contaminados.

Por otra parte, señalamos la importancia de nuestra depuradora, la cual es bastante antigua, por lo que, con el aumento de residuos plásticos, los empleados no tienen más remedio que abrir compuertas y extender las ingentes cantidades de escoria por el mar, ya que, de otra manera, la máquina cesaría de funcionar, y, como ya sabemos, la situación económica actual no incita a tomar presupuestos inexistentes para cualquier ámbito. Los materiales empleados para este taller fueron fotografías plastificadas (protocolo COVID) de animales nauseabundos o afectados gravemente por la contaminación incentivada por la presencia de residuos, los cuales fueron mostrados a los alumnos con el objetivo de hacerles recapacitar sobre el impacto que tiene sobre la naturaleza acciones contaminantes que se han convertido en algo normalizado para ellos. Además del taller en sí, hemos repartido una serie de carteles ilustrativos con trasfondo sostenible por todo el centro, para que así nadie olvide que debemos cuidar el planeta. Respecto a mi opinión sobre la actividad realizada, debo decir que supuso un momento bastante entrañable entre los alumnos de la ESO y nosotros, puesto que, cada pregunta o cada comentario positivo hicieron del taller algo extraacadémico, me refiero a que además de que el objetivo se cumpliera (toma de conciencia medioambiental), los niños tomaron una actitud divertida y participativa, algo que siempre se debe agradecer.

Sol que avanza

Carlos Pérez Marín

El fuego inicia nuestra existencia
Dentro de nuestra alma,
Su figura la vemos en el cielo en la parte alta,
Sereno y distante
La vemos aparecer al alba.

Nos dio la vida
En verano se la da a las malvas.

Su presencia todo nuestro ánimo  edifica
Un final hacia un avance que destruye,
Eterno, nadie le huye.

¿Sera quizás por esa grandeza que lo marca?

Elemento poderoso, no por encima de los demás,
todos ellos teniendo poder por igual,
agua contra fuego, misma cantidad, nadie sabe cuál puede ganar,
el agua también asombrosa, inmensa en el mar,
Los dos en uno en otro en  movimiento natural.