Editorial

Desde Mileto al Pedro Muñoz Seca, con parada de barra

Si partimos de Mileto, en la costa de Asia Menor, haciendo un recorrido hasta nuestros días, hay dos cosas que se pueden tener claras. La primera es que nuestra tradición de pensamiento entronca con la ciencia y la matemática. Tales de Mileto señaló con claridad en el siglo VI a. C cuáles tenían que ser los parámetros teóricos que deben estructurar cualquier discurso consistente. La segunda es que siempre han  existido las barras y la alegría de los encuentros espontáneos donde nos contamos nuestras lecturas, anhelos, y travesuras diarias…En estas páginas, nos identificamos con un alemán poco alemán que entendió que el arte de vivir se halla en la simpática fusión entre una racionalidad soleada y una pasión nocturna y creativa. Ciertamente, no nos consta que la Escuela de Mileto hiciera reflexiones en profundidad sobre este último aspecto. Persistían en hacer ejercicios de matemáticas más allá de las horas recomendadas por Dionisos….

 En un país donde los andamiajes educativos son confusos, iniciamos un proyecto con jóvenes intelectualmente audaces que han tenido el valor cultural de acompañar a un grupo de profesores en la defensa de la única función que debería ser trasparente para un docente: recuperar los tesoros ocultos de la tradición, tal como nos lo recuerda la pensadora Hannah Arendt en su escrito sobre  La crisis de la educación. Este será nuestro objetivo y dedicación.

 En esta ocasión, y como apertura temática de la Revista Mileto, nos proponemos pensar los cuatro elementos que articulan la física griega: agua, tierra, fuego y aire, y que nos permiten, como se señaló en su momento, proyectar estos conceptos en la diversidad de especialidades y áreas de conocimiento que integran los distintos departamentos. Rechazamos, pues, la separación tan absurda y tajante entre ciencias y humanidades. Son cesuras arbitrarias que dañan más a la cultura que la animan a tejerla. Basta tomarse un tiempo en repasar los artículos que sustentan la actual publicación, y se podrá observar que alumnos de ciencias se  han interesado sobre cuestiones de historia, artes, filosofía, geografía…y hasta uno de ellos ha tenido el atrevimiento de acercarse al Parnaso y regresar con unos versos. Igualmente, desde aquí, animamos a que en un futuro nos sorprendan los alumnos de los ciclos formativos con sus experiencias técnicas. La separación entre teoría y práctica no tiene cabida en nuestra revista. Tales de Mileto conocía la geometría y las prensas de aceite…un contexto lleva necesariamente al otro.

Según Empédocles de Agrigento, los cuatro elementos pasan por fases y ciclos sucesivos que deben ordenarse según el Amor y el Odio. Por el Amor se unen y por el Odio se separan en un eterno retorno de lo mismo. Así, en este vínculo intelectual que se ha producido con los alumnos durante estos meses, nos hemos encontrado con la definición más esencial de lo que tradicionalmente se ha considerado filosofía, un amor y acercamiento al saber que nos hace asentarnos conceptualmente en el mundo. Reconocemos nuestra ignorancia, pero reconocemos igualmente la tensión moral para escapar de ella.

Agradecemos la colaboración de todos aquellos que han participado desinteresadamente en este proyecto. Desde antiguos profesores del centro educativo (Juan Clavero y Mercedes Sousa), al Decano de la Facultad de Filosofía de Sevilla, José Manuel Sevilla Fernández, alumno que fue del centro educativo y que siempre escribe con pasión sobre su tierra, así como las cómplices y animosas palabras institucionales que nos hacen llegar desde la Alcaldía (Germán Beardo en el recuerdo de un aula de principios de siglo XXI). Agradecer, igualmente, a José Ojeda Díaz, director del IES Muñoz Seca y antiguo alumno el apoyo mostrado desde que el actual proyecto comenzó a gestarse…

Y cómo no, y en justicia, nuestro agradecimiento al grueso de alumnos que han enviado sus artículos con entusiasmo e interés académico, y que con su empeño y dedicación han provocado que los docentes volvamos a sentirnos curiosamente…docentes. Ellos han  evitando que la Revista Mileto se despeñase quedándose en puro humo.

Se ha preferido no hacer distingos en los artículos con respecto a las firmas, la gracia de una revista de estas características es respetar tanto la inteligencia de los alumnos como la de los adultos docentes que escriben. Las nuevas prácticas pedagógicas que han cristalizado en los últimos tiempos han determinado que los adolescentes  son frívolos y crédulos… la prueba de que no es así, se encuentra en Mileto.

Pero nuestro agradecimiento más íntimo y sincero es, sin lugar a dudas, al portuense José Antonio Tejero Lanzarote, el diseñador exclusivo de la revista, y chispa de ideas en un feliz reencuentro por tierras de El Puerto de Santa María. Realmente, fue en aquel encuentro de Septiembre en  una barra de Vistahermosa entre conversaciones sobre fotografía, cine y libros donde se gestó la Revista Mileto.  Mérito suyo ha sido suscitar el debate y la curiosidad.