Miriam Casal - IES Pedro Muñoz Seca
Actualmente hay diferentes opiniones sobre si el humor debe de tener límites o no ya que hoy en día hay muchos temas tabú o susceptibles de herir sensibilidades: el feminismo, la guerra, la comunidad LGTBI, la política, las etnias… e incluso muchas veces nos reímos de bromas cuando se refieren a alguien ajeno pero en el momento que tratan sobre nosotros o sobre un tema q nos molesta ya no nos gustan. ¿Y qué creo yo? Personalmente, yo creo que los límites del humor los establece cada uno. Si a mí por ejemplo no me gusta que una persona haga chistes sobre mi país o sobre mi cultura, en lugar de criticarla, no la escucho y paso de ella, dado que cada uno debe de darse cuenta de qué si algo de lo que ve, escucha o lee no le gusta, puede dejar de hacerlo inmediatamente, sin mayor prejuicio, porque si queremos censurar todo lo que no nos hace reír, acabaríamos con el humor.
Según Darío Adanti, uno de los autores más renovadores de la historieta cómica en España, el humor es como el sadomasoquismo, “ambas partes pactan un rol, ambas partes lo juegan, ambas partes, aunque tú no lo entiendas, obtienen placer de ese juego. Si a ti ese juego no te da placer, no lo juegues, pero no señales a los otros diciendo que están enfermos porque juegan a algo que tú no entiendes”.
Yo considero que lo más importante del humor es su contexto y saber dónde y cuándo puedes contar un determinado chiste o hacer una determinada broma. Es el caso, por ejemplo, de la cómica estadounidense Sarah Silverman, que hace monólogos sobre el Holocausto. Esto puede crear críticas e indignación hasta que descubres que ella es judía.
Otro caso es el del humorista Gilbert Gottfried, quien hizo la primera broma pública sobre los ataques a las Torres Gemelas tres semanas después de los atentados, diciendo que había intentado sacar un billete de avión, pero no había vuelos directos porque tenían que «hacer primero una parada en el Empire State Building». Este además llegó a tuitear algunos chistes tras el destructivo tsunami de Japón en 2011. En ambas ocasiones este humorista fue bastante criticado dado que tras estos eventos tan catastróficos a la gente no le hacía gracia que bromearan sobre ellos; es por lo que un ejemplo evidente de que no era el momento idóneo de hacer tales bromas hasta que hubiera pasado un tiempo determinado y se hubieran recuperado de tal hecho.
En este tuit podemos ver lo que escribió Gilbert Gottfried tras el tsunami de Japón: “En Japón son realmente avanzados. Ellos no van a la playa, la playa viene a ellos”.
Otro claro ejemplo más reciente sobre la importancia del contexto en el que se hace humor y que está siendo muy comentado en las redes es el chiste que hizo el comediante Chris Rock sobre la alopecia de la mujer del actor Will Smith en la gala de los Óscars, la cual estaba fuera de lugar y no era adecuada contar en dicho evento ya que hacía referencia a una enfermedad de una persona.
Esta es la imagen más vista recientemente tras el chiste que hizo el comediante sobre la mujer de Will Smith, lo que provocó que éste se levantara y le pegara por el “gracioso” comentario.
Tras informarme sobre el humor y como muchos comediantes han sido criticados por sus comentarios y bromas, he llegado a la conclusión de que a la hora de hacer un chiste relacionado con cualquier tema primero debes de pensar si realmente este puede llegar a herir a alguien; pero sobretodo, lo más importante a la hora de hacer una broma es la intención con la que lo dices y a quién se lo dices, ya que no es lo mismo hacer un chiste machista entre amigos dado que todos saben que no es real, que contar ese mismo chiste a una mujer la cual ha sufrido dichas actitudes por parte de un hombre.