Guillermo Julián
-No temo a la muerte por el acto de morir en sí mismo; me da miedo no volver a vivir las cosas que amo.
Llevo tiempo contemplando la forma en la que las personas visiblemente le tienen miedo a la muerte, la única certeza que tenemos en cuanto a esta es que, tarde o temprano, nos terminará alcanzando y no podremos hacer nada para evitarla, lo que me hace reflexionar en cierta forma sobre que, en sí, no tengamos miedo a fallecer, tememos el hecho de no volver a experimentar lo que la vida nos ofrece: la música, el arte, la naturaleza, el viajar, los amigos y en definitiva todo aquello que apreciamos y disfrutamos, los momentos con personas que a lo largo de nuestra vida nos han resultado muy cercanas, nos han dado buenas historias que contar o simplemente anécdotas que no olvidaremos nunca.
Pensar en lo que hay después de la muerte, tanto si hay algo, como si no, hace que se nos encoja el corazón; pensar que cabe la posibilidad de que nunca jamás por el resto de la eternidad podamos volver a experimentar nada de lo que amamos… Esto nos hace no temer a la muerte directamente sino a lo que ella conlleva.
Por consiguiente, deberíamos odiar la muerte, pero por otro lado, ¿qué valor tendrían las cosas si no tuvieran un fin? ¿Acaso no se nos harían indiferentes? Supongo que justamente esa es la tensión que sustenta la vida, la que nos hace disfrutar de lo que se nos da. Ya que si no viviéramos no cabría la posibilidad de experimentar nada, y si viviéramos eternamente no habría posibilidad de apreciar nada. Por lo que volveríamos al dilema inicial. Al final ambas opciones son lo mismo, ya que el “ser” sin el “no-ser”, no lograría diferenciarse de sí mismo, no tendría nada con lo que compararse.
En definitiva, no debemos preocuparnos por la muerte, si no en vivir una vida de forma plena, para que cuando nuestra partida se aproxime, natural o provocada, sea cuando sea, ignorando el momento de su llegada, ya hayamos experimentado todo aquello que en un principio nos mantenía intranquilos.
Finalmente, tomaré una cita la cual creo conveniente para el tema tratado. Esta cita corresponde a Marco Aurelio, el último de los llamados “Cinco Emperadores Buenos” y también uno de los más grandes filósofos romanos. Dejó para la posteridad una de las obras más relevantes del estoicismo.
El estoicismo es una corriente filosófica fundada por Zenón de Citio en el siglo lll a.C. Según los estoicos, existe una razón universal (un macrocosmos) que ordena por necesidad los acontecimientos, el ser humano (un microcosmos) debe captar racionalmente ese orden y no dejarse arrastrar por las pasiones. El objetivo de los
estoicos no es otro que alcanzar la felicidad o autorrealización, un concepto al que se referían como audamonia. A ella se llega a través de la virtud moral (o areté) y la serenidad (o ataraxia).
“No es la muerte lo que debes temer, sino nunca empezar a vivir” – Marco Aurelio.
