Raquel Flores Pérez- Alumna del IPEP. 1º de Bachillerato Presencial
En el infinito paisaje del pensamiento humano, la filosofía y la educación se entrelazan como los hilos que tejen el tapiz de la comprensión. Como señaló Aristóteles, «la educación es el mejor recurso para la vejez», un faro que guía el viaje de la mente hacia la sabiduría en todas las etapas de la vida. A través de la enseñanza, encontramos la clave para desbloquear los misterios del universo, una búsqueda que Pitágoras describió como «el principio de la educación es el control de la alimentación; el segundo, la instrucción del alma». Este enfoque de la educación, que abarca tanto el cuerpo como el alma, resuena en la visión de Platón sobre el aprendizaje como un proceso de recuerdo, donde el alma busca el conocimiento que ya posee.
Sin embargo, Sócrates nos recordó que el verdadero conocimiento comienza con la conciencia de nuestra propia ignorancia. Su famosa afirmación de «solo sé que no sé nada» destaca la importancia de la humildad intelectual en el viaje hacia la verdad. En esta búsqueda de la verdad, Kant nos insiste en atrevernos a saber, a cuestionar las estructuras establecidas y a buscar el conocimiento más allá de los límites impuestos por la autoridad y la tradición, “ten el coraje de usar tu propia razón”. Descartes, con su famosa frase «Pienso, luego existo», nos recuerda la importancia del pensamiento crítico y la duda metódica en la búsqueda de la verdad.
En contraste con la visión optimista de la razón de estos dos últimos filósofos, Nietzsche desafió las concepciones tradicionales de la verdad y la moralidad. Su filosofía de la voluntad de poder cuestiona la existencia de la verdad, llevando a cabo una revolución en el pensamiento filosófico. Al comparar con
Schopenhauer, quien apoyaba la negación de la voluntad como vía para superar el sufrimiento humano, «La felicidad no es algo que se tenga, sino algo que se experimenta. Solo una mente tranquila puede crear felicidad.»
Nietzsche nos desafía a enfrentar la vida con valentía, con su famosa y conmovedora frase “lo que no te mata te hace más fuerte”.
En última instancia, la filosofía y la educación se entrelazan en un viaje sin fin hacia el entendimiento y la realización personal.
Filosofar es una búsqueda fundamental en la experiencia humana porque nos permite cuestionar, reflexionar y comprender el mundo que nos rodea, así como nuestro lugar en él. A través de la filosofía, exploramos las grandes preguntas sobre la existencia, el conocimiento, la moralidad, la realidad y el propósito de la vida. Al filosofar, ejercitamos nuestra mente, desarrollamos el pensamiento crítico y ampliamos nuestros horizontes intelectuales.
Una de las ideas principales de la educación en la filosofía, es la transmisión del conocimiento: es la responsabilidad de transmitir conocimientos y perspectivas filosóficas a sus estudiantes. Desarrollo del pensamiento crítico: tienen la oportunidad de cultivar estas habilidades aprendiendo a analizar argumentos, cuestionar suposiciones y desarrollar razonamientos sólidos. Formación de alumnos críticos: La filosofía no solo se trata de adquirir conocimientos, sino también de desarrollar una comprensión más profunda del mundo y de nosotros mismos. Promoción del diálogo y la tolerancia: La filosofía implica la exploración de diferentes perspectivas y puntos de vista.
La realidad es que lo único que tenemos es el aquí y el ahora. Es una realidad inmediata: El presente es la única realidad que hemos experimentado. Mientras que el pasado y el futuro existen en nuestras mentes a través de la memoria y la anticipación.
Con las experiencias, nuestras percepciones y acciones tienen lugar en el presente. Es a partir de estas que construimos nuestro entendimiento del mundo y de nosotros mismos.
Los cambios, en el presente es donde se produce el cambio y la transformación. Es el punto en el tiempo en el que las posibilidades se realizan y las decisiones se toman.
Conexión con la realidad: El enfoque en el presente ayuda a mantener una conexión más directa con la realidad tal como es, en lugar de dejarse llevar por las preocupaciones sobre el pasado o el futuro.
Debemos vivir sabiendo que nuestra vida es cómo un reloj de arena que en cualquier momento va a detenerse, y emprender una vida que nos merezca la pena vivir.
«El sentido de la vida es aquello que le das, así que elige un buen sentido.» Albert Camus.
Uno de los motivos más difíciles para un ser humano es encontrar un buen motivo por el que vivir. Pensar que el tiempo es infinito y que tendremos mucho para poder estudiar y realizar cosas que siempre dejamos para el “mañana”. Pero según dijo Séneca “mientras hay vida, hay esperanza”, y mientras ese reloj no se pare, vivir es la aventura más bonita que tienes por delante. Y otro de los más difíciles es saber que algún día vamos a desaparecer. «La muerte es el único evento que podemos prever, y sin embargo parece ser el más difícil de aceptar.» – Abraham Maslow.