Aarón Trasisto Cordero - IES Pedro Muñoz Seca
Probablemente muchos de nosotros nos hayamos planteado cómo o por qué surge la risa. Si nos detenemos a pensar, la risa no es una sensación, aunque tampoco un proceso. Por ejemplo: al respirar, contraemos los pulmones y cogemos aire sabiendo, ya sea voluntaria o involuntariamente, que es un mecanismo que realizamos por mera supervivencia. Sin embargo, en la escuela no hemos estudiado qué factores provocan la risa, qué músculos usamos para reírnos, si desgastamos fuerza o energía… ¿Por qué sabemos tan poco de un tema que tanto nos agrada?
Sin duda, la mayoría de las personas buscan constantemente un motivo para soltar una carcajada puesto que ya poseemos conocimiento de lo agradable que es. Desde pequeños nos reímos constantemente por acciones externas y ajenas a nosotros con las que podemos incluso sentirnos relacionados o involucrados debido a la conexión que existe entre uno mismo y aquello que nos hace tanta gracia. Al instante somos conscientes de que es una risa verdadera porque un pequeño niño no tiene desarrollada la suficiente astucia como para falsificar una sonrisa. Ellos no tienen motivos, aunque a medida que vamos desarrollándonos sí que conocemos mejor lo que es entregar a una persona una falsa risa ya sea para complacer, por nerviosismo e inseguridad o descontrol de la situación.
Debido a que la risa es un gesto producido espontáneamente por nuestro cuerpo, podemos identificar perfectamente cuándo una risa es verdadera o no. Al reír, contraemos el músculo elevador del ángulo de la boca, el músculo elevador del ángulo superior y el orbicular de los ojos involuntariamente. No obstante, cuando no nos sentimos realmente con ganas de reír podemos exagerar la contracción de esos músculos o, como es más común, no contraerlos tanto como de costumbre. Apartando los efectos socialmente negativos que pueda tener, no es algo perjudicial para nuestra salud física puesto que nuestro cerebro busca eliminar endorfinas y, para ello, no se interesa en la veracidad de la risa, solamente el gesto.
La risa también puede causarnos incertidumbre y curiosidad si la recibimos de otra persona sin una interacción previa. Es posible que nos pensemos ser juzgados por una parte. Sin embargo, también es signo de simpatía, lo que hace que por instinto veamos a las personas risueñas como personas felices y buenas, aunque estas dos premisas no sean directamente proporcionales.
Una de las obras de arte más famosas (por no recalcar que sea la que más fama ha obtenido), la Gioconda, es una de los focos más plenos y favorecedores para recapacitar en lo que consideramos como “risa”. En este cuadro de Leonardo Da Vinci se muestra la figura de una dama de pelo largo, manos recogidas y una mirada concentrada y penetrante. Además de la perfección del calibre de uno de los pintores más talentosos de la historia, su sonrisa ha sido un tema de conversación y debate durante un largo período de tiempo. Muchos dicen cómo se puede ver con claridad como esboza una minúscula sonrisa debido a los hoyuelos que se aprecian a ambos lados de su cara, aun cuando hay muchos otros a los que no les evoca esa sensación de una sonrisa eso que vemos representado en el retrato.
En conclusión, la risa es de los mejores gestos que se pueden experimentar. Nos da la vida y nos hace vivir diferentes experiencias y sensaciones gratificantes. Es difícil encontrar algún individuo que repudie reír o intente ocultar su risa, ya que nuestro cuerpo nos hace verlo casi como una necesidad para mantenernos moralmente activos. En mi opinión, nadie debería resistirse a echarse unas carcajadas y debemos disfrutar los momentos de risa como si fuesen únicos.
Esta es la imagen más vista recientemente tras el chiste que hizo el comediante sobre la mujer de Will Smith, lo que provocó que éste se levantara y le pegara por el “gracioso” comentario.
Tras informarme sobre el humor y como muchos comediantes han sido criticados por sus comentarios y bromas, he llegado a la conclusión de que a la hora de hacer un chiste relacionado con cualquier tema primero debes de pensar si realmente este puede llegar a herir a alguien; pero sobretodo, lo más importante a la hora de hacer una broma es la intención con la que lo dices y a quién se lo dices, ya que no es lo mismo hacer un chiste machista entre amigos dado que todos saben que no es real, que contar ese mismo chiste a una mujer la cual ha sufrido dichas actitudes por parte de un hombre.