Sanar por la risa

Ángela Gómez Jiménez- IES Juan Lara

El 18 de abril de 2019 David Suárez, humorista del s. XXI, publicó el siguiente tweet.  Después fue demandado por delito contra el ejercicio de los derechos fundamentales. Por  esto la Fiscalía le pide un año y diez meses de cárcel y más de 3000 euros de multa.

Tras este tweet, que causó gran polémica en las redes sociales, varios usuarios de  internet le respondieron con otros como este de la Fundación Internacional de Derechos  Humanos: “Esto no es humor, es odio contra un colectivo especialmente protegido. Usted  se insulta, principalmente, a usted mismo.” 

Según Natalia López Moratalla, bioquímica de la Universidad de Navarra, “La  felicidad se asocia a llevarse bien con uno mismo y con el entorno. Para ello importan,  sobre todo, el sentido de la vida y las relaciones con los demás. Si uno puede reírse de los  impedimentos para ser feliz, es que los puede superar. La risa se produce por la percepción de algo incongruente, ilógico, imprevisible” (Las Provincias – “Sanar por la risa”), 2011. 

Y es que cuando hablamos de humor, podemos hacerlo desde muchos puntos de  vista, tantos como personas hay en el mundo. No podemos esperar que todas vean las  cosas de la misma forma. Pero estas diferencias no solo se refieren a la forma de percibir  una broma, sino también a la intención y la ejecución del que la emite: el momento, las  palabras y el medio que usa. 

¿Acaso una persona con síndrome de Down no puede mantener relaciones  sexuales? El desarrollo sexual de una persona que presenta este síndrome es igual que el  de cualquier otra. Pero es la propia sociedad quien pone las barreras en este ámbito de sus  vidas tratándolas como a seres asexuados. También se piensa acerca de ellos que no son capaces de encontrar el amor y así tener pareja o casarse. Pero, precisamente como se  defiende en el artículo “Sexualidad y Síndrome Down” (Medicina Lliure) son capaces de  desarrollar una conducta sexual y también lo son de las relaciones afectivas.

Si una persona libre de prejuicios, como indica la bioquímica Moratalla, se ríe de los  impedimentos para ser feliz, significa que realmente no cree que sean un problema, sino  una realidad superable y aceptada por la persona. 

En conclusión, creo que para poder contar y reír con determinados chistes, por  ejemplo, de humor negro, se necesita vivir libre de prejuicios, lo que implica una mayor  inteligencia emocional y unas verdaderas intenciones benévolas.