Gema Delgado García - IES Pedro Muñoz Seca
El deseo de todo estudiante es que las clases acaben cuanto antes, se aburren y no prestan atención. En cambio, en las clases de Merlí, están animados, interesados y participativos.
Merlí, como profesor, pretende que problematicen la vida, que la cuestionen y que no se conformen; que se hagan preguntas y luchen por cambiar las cosas. Se observa que hay un buen ambiente de clase, los alumnos están a gusto expresando sus opiniones y se ríen ante los comentarios del profesor y de sus compañeros.
¿Qué hace reír a los alumnos?
Para empezar, la risa es una respuesta espontánea e instintiva a un determinado estímulo. Irrumpe de inmediato y no se puede controlar, simplemente te ríes. Además, una carcajada no se puede pensar ni provocar voluntariamente a no ser que la finjas, siempre tiene que haber algo que la impulse.
En este caso, el estímulo para los alumnos es el choque que reciben al ver a un profesor hablar de esa manera, su sentido del humor al expresarse, al verle atacar temas serios de los que nadie se atreve a hablar y que no pasa nada por ello. De repente, esto hace que se animen, que despierten y que hagan lo mismo.
Quizá utiliza el humor para demostrar que no hay que tener miedo a lanzarse a cuestionar algo, porque precisamente con eso es como paralizan a la población, y en mi opinión, el humor es capaz de anteponerse a los sentimientos, en este caso al miedo.
A pesar de que Merlí nombra situaciones problemáticas, los alumnos se ríen. Hace falta indiferencia para reírse, como dejar la empatía y las emociones a un lado viendo las cosas desde una perspectiva externa, como un mero espectador. Nos permite tomar otra visión de la realidad y sus problemas, evitando que exageremos. Si miramos las cosas a una cierta distancia, igual podemos verlas con mayor objetividad gracias a esta especie de desvinculación emocional y darnos cuenta de que nada es para tanto. La risa nos permite evadirnos durante segundos escasos antes de volver a la realidad.
Mucha gente utiliza el sentido del humor como mecanismo de defensa ante situaciones difíciles, reírse de uno mismo te ayuda a hacerlo más llevadero, a separarnos del problema. Por ejemplo, en situaciones de conflicto, utilizar el sarcasmo y la ironía te puede hacer llegar más lejos que el enfado.
De ahí sale el humor negro, que sería como llevar al extremo lo explicado anteriormente. Vemos un tema malo quitándole la parte emocional que provoca y esa tristeza u horror desaparece por un tiempo. Por eso, a las personas que no son capaces de hacerlo les resulta ofensivo, ya que en el momento que alguien siente empatía por lo que ocurre realmente, deja de tener gracia.
Normalmente, la risa es algo que suele ocurrir en grupo y se va contagiando. En el vídeo, cuando los alumnos ríen se miran unos a otros, se ve un sentimiento de entendimiento y complicidad entre ellos. La risa es algo que nos une.
Además, es totalmente subjetiva, depende de quien seamos y de donde y con quien nos encontremos el sentido del humor cambiará. También depende del momento de nuestra vida en el que nos encontremos, el humor cambia y evoluciona con el paso del tiempo, no te ríes de las mismas cosas a los diez años que a los cuarenta.
En conclusión, hay que intentar añadir humor para evitar que las situaciones se vuelvan demasiado serias, aunque lo sean. Reír de verdad nos hace humanos, nos aporta un instante momentáneo de evasión y nos permite ver las cosas desde otra perspectiva.